Militares con formación, no improvisados

León /

El jueves 16 de octubre próximo pasado en el espacio radiofónico “Análisis Superior”, un senador del PAN señaló que “el adiestramiento militar es muy cuadrado”, insinuando que los integrantes de las fuerzas armadas carecen de la flexibilidad necesaria para desempeñar funciones civiles. El comentario, más que una crítica informada, revela un desconocimiento profundo sobre lo que es el sistema educativo militar mexicano.

En efecto, el adiestramiento es sólo una parte del proceso de formación de los militares, y representa, en una de sus fases, la instrucción inicial en disciplina, técnica y táctica. Sin embargo, quienes hoy ocupan cargos civiles o coordinan proyectos estratégicos no son simples soldados adiestrados, sino profesionales egresados de un sistema académico riguroso y multidisciplinario en planteles que forman parte de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea y de la Universidad Naval.

Además de su preparación netamente militar, un Oficial en formación, particularmente en la Heroica Escuela Naval Militar, el Heroico Colegio Militar o la Escuela Militar de Aviación, estudia otras asignaturas para su desempeño profesional. Citando solo algunas, encontramos: administración general y pública, aerodinámica, contabilidad y finanzas públicas, derecho constitucional y administrativo, derecho marítimo, electrónica y aviónica, sistemas, física, inglés técnico, informática, logística, matemáticas aplicadas, meteorología, motores, navegación aérea, navegación marítima, oceanografía y planeación estratégica. También encontramos liderazgo, ética y derechos humanos. A esto se agregan viajes de estudios en México y en el mundo, lo cual amplía su panorama para un desempeño profesional de excelencia. Todos los egresados de estos planteles, al graduarse, obtienen un título de licenciatura.

A lo largo de las últimas décadas, las fuerzas armadas mexicanas han construido un modelo educativo integral que combina formación técnica, humanista y administrativa. Su preparación incluye licenciaturas, maestrías y doctorados. Muchos militares complementan sus estudios en universidades civiles mexicanas, además de universidades militares y civiles en diversos países del mundo.

Decir que los militares “no están preparados” para ejercer funciones civiles es desconocer esa realidad. Su disciplina, ética y capacidad organizacional los han convertido en actores clave en la ejecución de proyectos nacionales a lo largo de nuestra historia.

Desde luego, la participación de militares en ámbitos civiles debe estar sujeta a controles institucionales y transparencia. Pero reducir su preparación al concepto de “adiestramiento” es un error conceptual. México cuenta hoy con una generación de militares que además de su preparación para servir en organismos militares, también saben diseñar políticas, administrar recursos y liderar equipos complejos.

Desacreditar su desempeño por prejuicio es una forma de ceguera. En un país que necesita profesionalismo y compromiso, resulta insensato ignorar que el sistema educativo militar mexicano es uno de los más exigentes y completos de América Latina. La formación militar no anula la capacidad de análisis: la fortalece con disciplina y sentido del deber.

En otro espacio se ha dejado claro de que independientemente de la formación de excelencia que se recibe en el ámbito castrense, pueden darse casos en los que se infrinjan los preceptos legales que un cargo civil demanda, es preciso aclarar que, al tenerse conocimiento de la comisión de una falta o delito, se inicia el procedimiento sancionatorio conforme a la legislación aplicable.

En tiempos donde la improvisación abunda, conviene recordar que quienes portan uniforme también portan conocimiento. Los militares mexicanos no improvisan: se preparan, estudian y sirven con rigor académico y convicción patriótica.

  • Juan Manuel Díaz Organitos
  • General retirado del Ejército Mexicano
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