En la entrega pasada indagamos lo que va a ser el Metaverso. Hoy exploremos los posibles caminos que pueden tomar las criptomonedas y los NFTs (non-fungible tokens o símbolos irreplicables), en otras palabras, los bienes y monedas virtuales.
El origen y funcionamiento de las criptomonedas es controversial, confuso y extenso, pero basta con decir que son monedas que, en vez de estar respaldadas por un gobierno nacional, como el peso, el euro o el dólar, están respaldadas por la fe de la gente que invierte en ellas ¿Por qué es valioso el oro? Porque es escaso, no se puede crear más y la gente quiere tenerlo. Es igual con las criptomonedas, su producción está controlada por sus creadores, así que existe una cantidad limitada y la gente quiere tenerlas.
Si las cripto son las monedas del mundo digital, los NFTs son los bienes de ese mundo. Por lo pronto son arte, cualquier imagen, sea una foto, una creación digital o una combinación que el creador codificó y vendió con la promesa de no volverla a vender. En un futuro podrán ser planos arquitectónicos de una casa en el Metaverso, el diseño de un carro o una planta o mascota digital. Un NFT es irreplicable no porque nadie más pueda ver o incluso reproducir la imagen. De hecho, los creadores por lo general retienen los derechos de reproducción y es imposible controlar que otros usuarios la usen. Es irreplicable porque el creador no puede volverla a vender como un NFT (aunque sí pueda seguir vendiendo su reproducción en diferentes medios). Seamos sinceros, los NFTs fueron inventados por artistas digitales que quieren poder vender su trabajo y retener el derecho de volverlo a vender de otras formas y las criptomonedas son creadas por codificadores que al menos inicialmente logran vender algo sin valor intrínseco. Sí, es un esquema piramidal, pero el arte y las monedas nacionales funcionan bajo el mismo principio, así que no es tan loco como le puede sonar a un escéptico en inversiones digitales.
Habiendo dicho eso, estas inversiones digitales son de muy alto riesgo. Sí, llevan desde su inicio, hace más de una década, con retornos astronómicos (y mucha volatilidad en el camino), pero eso no significa que esos retornos continuarán. Tampoco que se han terminado. Es un tema divisivo entre quienes invierten en ellas que están seguros seguirán su crecimiento exponencial ya sea por convicción o conveniencia y los que no están convencidos.
La economía mundial está en una corrección y el panorama del resto del año aún no se ve prometedor: las tasas de interés van al alza, hay secuelas de la pandemia por resolverse, la inestabilidad política en Ucrania y la madurez de un ciclo largo de expansión; todas contribuyen a un ambiente pesimista.
Dentro de mil posibles escenarios, para mí resaltan dos: que ante un panorama pesimista los inversionistas abandonen inversiones más riesgosas en bienes sin valor intrínseco o que la frustración de que los instrumentos tradicionales de inversión estén deprimidos puedan reforzar la fe en monedas y bienes digitales.
Aplausos y fortuna a quien pronostique correctamente el futuro inmediato de cripto y NFT. Por lo pronto las cripto monedas están entre 50 y 80% a la baja de sus altos de noviembre y quien presuma de saber con certeza su futuro tiene mucho que perder.
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