No Way Home es una de las películas más taquilleras de todos los tiempos y tiene una aprobación casi unánime entre los críticos, pero no es una buena película.
El género de superhéroes se ha convertido en la expresión artística definitiva de esta época. Piénsenlo, el arte que define una era no vive en diarios eruditos, ni en salones de la élite; son el aplauso del público y el registro histórico lo que define la huella que deja una obra y las películas de superhéroes, específicamente las de Marvel, tienen el amor del público y de los críticos. En otras palabras, estas películas son más importantes de lo que creen.
Lo curioso es que cuando salí de la película en la noche de apertura no me hubiera imaginado que escribiría sobre ella dos semanas después. Dejé la sala de cine sin una opinión de lo que había visto, eso es insólito en mi vida, por eso tengo esta columna, siempre tengo algo que decir y usualmente no me canso de decirlo, a pesar de meterme en problemas.
Así que busqué la opinión de algunos críticos de cine para iluminarme. Acudí a unas feministas que han empujado a las heroínas de Marvel a la cima de los poderes en la franquicia, a los comentaristas negros que veneran Black Panther como la mejor cinta en la saga y algunos fanboys que conocen cada cómic de principio a fin. Todos dicen que les encantó.
Los encabezados de cada crítica alaban la película, pero el contenido de todos la destrozan. De escuchar el análisis, sin las conclusiones, sería obvio asumir que cada reseña fue dada por alguien a quien no le gustó No Way Home. Estas críticas maquilladas siempre son un síntoma de que algo no funciona.
No Way Home es un recorrido romántico a través de las siete películas previas de Spiderman. Es un álbum de memorias meticulosamente construido en el que los autores hacen un excelente trabajo al evocar sentimientos de intriga, nostalgia y euforia. Si le diera una calificación, seguramente sería más baja a la que le dan los críticos, pero mi opinión de la película es indudablemente más alta que la de ellos.
El verdadero triunfo de No Way Home es que logra esquivar todas las posibles críticas de la policía de lo políticamente correcto y la cultura de la cancelación y satisfacer todas las fantasías de los fanáticos a la vez. El resultado no es una gran historia, ni siquiera es una narrativa cohesiva; pero sí es una respuesta irrefutable al momento cultural que estamos viviendo.
Estamos viviendo en un mundo en el que la virtud más grande es evitar ofender a alguien y francamente es un gran logro ya que es casi imposible expresar una idea que no encuentre a alguna víctima hoy en día.
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