Yoko Ono no separó a Los Beatles

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • Juan María Naveja Diebold

Ciudad de México /

Un monumental, si vacío, logro reciente en la lucha por la igualdad de géneros ha sido que esencialmente todos los hombres civilizados finalmente reconocemos que seguimos gozando de muchas ventajas injustificables sobre las mujeres aún en situaciones que no tienen ninguna excusa de rol de género.

Para las mujeres que están leyendo esto, la diferencia de trato es injustificable y no deberían tener que esperar aún más tiempo para recibir un trato igualitario. Desafortunadamente, aún en las sociedades más civilizadas, la meta sigue cuesta arriba, no se diga en culturas que siguen arraigadas a sistemas patriarcales. Debido a que solo les puede ayudar conocer el terreno que les queda por avanzar y no como justificación, déjenme confesarles que aún para los hombres que vemos los beneficios de una sociedad igualitaria, nos es difícil identificar muchas de las situaciones en las que estamos en ventaja y necesitamos no solo que nos las señalen, sino que, además, nos las expliquen con ejemplos e insistencia.

Encontré dos casos que me ayudaron a ver y entender situaciones que he escuchado que son discriminatorios y no entendía antes… Culpar a Yoko Ono, la segunda esposa de John Lennon, por separar a los Beatles, es tan común que hasta les decimos: “Yoko Ono” a la pareja de cualquier persona que a partir de emparejarse se distancia de un grupo social. No nos engañemos, usar “tu vieja no te deja” despectivamente es inverosímil en grupos de hombres de una manera que entre mujeres casi hasta se festeja con “estás bien enamorada, ya nunca te dejas ver”.

Obviamente hay parejas tóxicas de ambos géneros y también es justo generalizar como responsables a nuestras amistades que se pierden en relaciones y no a sus parejas, pero también es muy real que a las mujeres las etiquetamos de ladronas emocionales por default y a los hombres como mesías, que mientras tampoco es beneficioso, está lejos de ser hostil. Yo mismo había visto documentales de los Beatles y de Lennon por separado con la impresión de que la relación de Lennon con Ono había destruido al mejor ensamble musical de la historia. No fue hasta que vi el reciente documental de Peter Jackson, Get Back, que me quedó cristalinamente claro que el grupo se iba a disolver en ese momento con o sin Yoko de por medio…

Mi otro ejemplo fácil de consultar, pero que también me tuvo que ser señalado está en Guerra de las Galaxias. Muchos fanáticos quedaron insatisfechos con la conclusión a la saga de Skywalker y una frecuente queja de la última película es como la protagonista adquiere suficiente poder para la conclusión sin haber recibido “mucho” entrenamiento previo. En verdad, yo no creí tener problemas con esto, lo interpreté como molestia con que los cineastas no respetaron la jerarquía porque hay personajes más poderosos que otros a lo largo de las nueve películas. En mi mente, esto no tiene nada que ver con que la protagonista es una mujer, pero escuchando comparaciones de su trayectoria con la del estelar masculino de la primera trilogía es obvio que no hay nada en su entrenamiento para justificar los poderes que logra y nunca hemos tenido un problema con el papel del varón.

Me imagino que ha de ser muy frustrante como mujer tener que validarse más allá que cualquier hombre para ser respetada y batallar para convencer a los amigos y familiares de cada pareja que tenga de que es merecedora de la relación con quien ha elegido libremente. Y eso es todo, solo me lo puedo imaginar, porque como hombre, jamás estaré en esa situación.

Juan María Naveja

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