Es increíble ver cómo de un evento —el que sea— cada individuo puede tener una percepción distinta. Una misma situación puede parecerle positiva a unos, neutral a otros y negativa a otros. Y es que la percepción depende del contexto, la educación y hasta del momento anímico.
Hoy la percepción que se tiene de México en muchos locales es muy negativa. Está afectada por una serie de eventos de los últimos años y por el miedo o pánico de que tales eventos continúen.
Hay otro sector de los locales —que de hecho es mayoría— cuya percepción es positiva y que además de estar contento, siente que México atraviesa por un gran momento. Luego está la percepción del extranjero, que está más centrada: no es tan pesimista, pero tampoco es tan optimista.
Esto viene al caso después de la aprobación de la reforma judicial, que puso más nerviosos a los locales que a los extranjeros. El mismo evento generó una percepción muy diversa. De momento sigue fluyendo la inversión y los planes de expansión en México. De hecho hemos visto que el nivel de 19.30 pesos por dólar parece ser un nuevo promedio sobre el cual nos podemos mover.
La elección en Estados Unidos puede modificar lo anterior; sobre todo si es Trump quien gana. Lo he comentado ya muchas veces: comparada con la de Harris, su agenda es más probable que afecte de manera negativa a México. Sobre todo aportaría mucha volatilidad.
Todo está en evitar hacer cosas sujetas a percepción, que se puedan considerar negativas, y alejarse de decisiones que ante los ojos de cualquiera —local o extranjero—, dejemos de ser un país atractivo para la inversión.
Hemos comenzado una nueva temporada de reportes. Todo parece indicar que volverá a ser positiva. Ya arrancamos con los bancos, y el balance ha sido positivo.
Sigo viendo muy delicado el tema geopolítico y sin soluciones en el corto plazo. Por desgracia estamos en un momento muy tenso y que con facilidad puede escalar. El petróleo está siendo el termómetro de esta tensión. Llegó a cotizar cerca de 80 dólares por barril y hoy puede estabilizarse en torno a 75 dólares.
En materia inflacionaria y de bancos centrales, la cosa va bien. México y Estados Unidos parecen ir en la ruta indicada y prevista. La inflación baja y es previsible que en ambos países la tasa todavía se pueda reducir 0.50 por ciento en lo que resta del año.