Lo que ocurre hoy en el mundo es una pesadilla. Un día, aranceles a todos; al día siguiente, ninguno; pero China sí. Más tarde, resulta que México y Canadá en coches sí, pero en acero y aluminio, todos. Más tarde, tregua de 90 días, pero China al doble. ¿Es en serio?
Durante el fin de semana, en computadoras y teléfonos inteligentes, también se exenta a China. ¿Es broma? Pues no, este cuento en eso va. Mientras tanto, México y Canadá están sujetos a evaluación y, si hacemos la tarea y le gusta al profesor, quizá las prórrogas vayan extendiéndose.
Pero al final, con plazos, prórrogas o exenciones de 30 o 90 días, la incertidumbre continúa, y esa situación es la peor enemiga de los negocios, de los mercados y del crecimiento económico.
Así que mientras esto siga, será muy difícil predecir el rumbo y determinar cuánto del crecimiento económico global y local nos va a costar. Y también seguirán días irracionales de alzas y bajas atípicos y volátiles.
Sigo pensando que este es momento de oportunidades, y que los que ya estamos dentro debemos esperar pacientemente. Este desastre se va a acomodar.
En el frente económico, fuera de ver contracciones y menor actividad económica, las noticias fueron buenas. Tanto en México como en Estados Unidos las inflaciones publicadas fueron mejores a lo esperado. Pero es que ni eso pudo ayudar a darle rumbo a los mercados.
Con esta buena noticia en México seguro veremos a Banxico bajar la tasa otro 0.50 por ciento. Y la Reserva Federal de Estados Unidos, sin saber si habrá aranceles o no, tendrá que esperar a contar con más información.
Esta semana empiezan los reportes corporativos. Seguramente ya traerán incorporada la desaceleración de la economía del primer trimestre. Pero más importante que los reportes, serán las perspectivas de quienes los presenten hacia adelante. Creo que en este ambiente, las perspectivas no serán muy alentadoras.