Ricardo Salinas ya preocupaba en 1993

  • Doble fondo
  • Juan Pablo Becerra-Acosta

Ciudad de México /

“¿Y quién es Ricardo Salinas Pliego?”, pregunté en una columna, publicada el 26 de julio de 1993, en el semanario chilango Macrópolis, cuando el gobierno de Carlos Salinas de Gortari le entregó al empresario, a cambio de 645 millones de dólares, dos canales de televisión: el 13 y el 7, Televisión Azteca.

Varios periodistas y empresarios manifestamos en ese entonces que ese hombre, sin experiencia en el medio, no era el idóneo para tener acceso a millones de hogares mexicanos: se perfilaba un personaje antidemocrático, dispuesto a desafiar y atacar a cualquier autoridad que afectara sus intereses económicos, tal como sucedió con el despojo del Canal 40 y el desacato sanitario de estos días, por mencionar solo dos casos.

“Es un joven de 37 años que siempre quiso ser empresario, ‘de preferencia importante’ —continué el breve perfil, basado en entrevistas que concedió—. Se declara admirador del presidente mexicano, hubiera deseado ser estadista, ‘más no político’, y ama hacer negocios porque ‘es como un juego’.

“Ojalá sepa que algunos juegos se vuelven irresponsabilidades que dañan a terceros”, escribí entonces, y mire, 27 años después, se cumplió el vaticinio: él y su empresa, a través de Javier Alatorre, hicieron un llamado para que la gente no haga caso al doctor Hugo López-Gatell y desobedezca las medidas que todos debemos acatar.

“Se define como ‘todólogo’ (ahora se entiende: creerá que sabe más del coronavirus que los expertos) y preferiría haber vivido en otras épocas, por ejemplo, durante la conquista de América, pero como español, no como indígena. Y sí, en su blog ha escrito abundantemente de Hernán Cortés, a quien identifica como “visionario y creador de una nueva nación”. Quizá de ahí le viene un poco su gen de abusar de la gente más pobre y desinformada, la que le compra productos en abonos chiquitos… que al final salen más caros.

“Dice que el proyecto de comunicación de su grupo no es político sino de entretenimiento y que quien no entiende eso, no entiende de televisión.”

Falso: desde el principio le interesó el poder político y por eso colocó personas de sus lealtades (Tristán Canales) y hasta familiares (su hija Ninfa) en puestos políticos tanto del Legislativo (Tristán y Ninfa) como del Ejecutivo (Esteban Moctezuma, desde 1994).

“Pero lo que más me llama la atención es un concepto fundamental en su forma de pensar: simpatizante del PRI, no cree en la democracia. Piensa que pasará mucho tiempo antes de que pueda existir un sistema democrático en nuestro país pues, según él, los mexicanos no estamos preparados para la democracia.

“Eso cree el dueño de los canales 13 y 7. Eso piensa y actúa conforme a esas ideas.

“Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda (…), le notificó que era el ganador del paquete de medios del Estado. Aspe colgó el teléfono, Salinas Pliego festejó, y algunos nos empezamos a preocupar”, concluí la columna.

Y sí: 27 años después algunos no solo seguimos preocupados, sino alarmados. Y creemos que un apercibimiento como el que le hizo Olga Sánchez Cordero no bastará: seguirá desacatando a la autoridad sanitaria sin importarle que eso pueda costar enfermos y vidas.

El Presidente debe cuidar más su selección de amistades, sugiero respetuosamente…

jp.becerra.acosta.m@gmail.com
@jpbecerraacosta

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