El enfrentamiento entre el Poder Judicial contra el Poder Legislativo y el Ejecutivo, ha tomado varias vertientes, todas ellas dedicadas a obstaculizar las leyes y las reformas constitucionales aprobadas en el Congreso y para ello no han tenido empacho en saltarse la ley de amparo y la propia Constitución general de la República que, bajo protesta, se comprometieron a cumplir y hacer cumplir.
Ahora, con toda mala fe promovieron amparos en contra del INE, para que este no pudiera organizar las elecciones para ministros, magistrados y jueces, y de esa manera detener tangencialmente la reforma judicial.
Incluso esos amparos obtuvieron suspensiones, y amenazaron a los consejeros del INE con acusarlos de desacato e incluso la imposición de una multa; los amenazaron con destituirlos e incluso encarcelarlos.
El INE acudió al Tribunal Electoral Federal quejándose de que la Suprema Corte, con sus mandatos, está invadiendo las atribuciones constitucionales conferidas al Tribunal Electoral y que el INE considera que las órdenes judiciales afectan su capacidad para cumplir con su función de organizar elecciones conforme a lo establecido en la constitución.
Ante esta queja del INE, el tribunal resolvió el martes pasado que es constitucionalmente inviable suspender la elección de juzgadores, por lo que los amparos y suspensiones en curso no tienen efecto en materia comicial para impedir que el Instituto Nacional Electoral y el Senado continúen con la organización de las votaciones para integrar el Poder Judicial.
Que si bien ellos no pueden revocar los amparos de juzgados federales, sí pueden dejarlos sin efecto en materia electoral. El Tribunal Electoral expresó que “algunos togados se entregaron a la soberbia de creer que sus caprichos se encuentran por encima de la voluntad popular”.
Sin embargo, el magistrado Juan José Olvera López aseguró que no es competencia del Tribunal Electoral resolver sobre el fondo de este asunto. Olvera parece desconocer que las resoluciones del TEPJF, si bien dos magistrados se opusieron, son por mayoría e inatacables, a menos que los jueces federales quieran incurrir en desacato. Así que tan-tán.