Pocas veces un medicamento es tan esperado en el mundo como ahora lo es la vacuna contra el coronavirus que provoca Covid 19, todos los esfuerzos científicos mundiales se han dispuesto para este efecto y existe una especie de competencia entre farmacéuticas por ver quién gana esta carrera, algunas más por razones comerciales que por razones humanitarias; para ello existen cerca de 200 grupos trabajando en el mundo.
Las fases de desarrollo de las vacunas son la preclínica, donde se prueba in vitro y con animales; fase 2, cuando se prueba con un grupo pequeño de seres humanos para detectar las dosis; fase 3, un estudio con un mayor número de personas para evaluar efectos secundarios y cómo reacciona el sistema inmune a la vacuna; fase 4, en que participan miles de voluntarios para detectar tanto la efectividad de la vacuna como los efectos secundarios que no hayan surgido en la fase 2.
¿Qué se espera de las vacunas?, pues que sean efectivas para todas las edades, que produzcan protección duradera, que sea barata su producción masiva, que no tengan efectos colaterales indeseables y… que no se produzcan con ánimo de lucro.
Cuatro proyectos de vacuna están en última fase, todos aducen que sus vacunas producen respuesta inmunológica y que son seguras y cada una usa diversos factores del patógeno: son coronavac de sinovac biotech de China, que se ha probado en el ejécito de aquel país y se está probando a partir de este martes pasado en Brasil para la fase 4.
Otro es el de la universidad de Oxford y AstraZeneca, con una vacuna denominada AZD1222, que utiliza un fragmento del código genético del coronavirus y que también produce respuesta de células T, y esperan tener lista la vacuna para septiembre de este año.
Pfizer y Biontech, una empresa norteamericana y otra alemana asociadas, dicen que su vacuna indujo una respuesta inmunitaria y elevó el número de células T. Finalmente, Moderna, de Estados Unidos, anuncia también resultados positivos.
AstraZeneca, con una admirable visión humanitaria, manifestó que su vacuna será vendida a precio de costo, a cerca de 2.5 euros por unidad. Johnson & Johnson piensa hacer lo mismo, mientras Pfizer, Merck y la Moderna, confirmaron que ellos no venderán su vacuna a precio de costo. Como siempre, primero el negocio.
México, con las reservas del caso, debería ya negociar con China o AstraZeneca el instalar en nuestro país laboratorios nacionales que permitan procesar masivamente dicha vacuna, pues se necesitarán millones de dosis, para impedir el lucro y terminar la pesadilla del coronavirus.