Este año el Centro de Estudios Espinosa Yglesias cumple dos décadas de existencia. Fundado por la doctora Amparo Espinosa Rugarcía a partir del legado de Manuel Espinosa Yglesias; el CEEY nació con una visión clara: ser un centro apartidista, plural y abierto al diálogo. Su primer director ejecutivo, encargado de poner en marcha esta iniciativa, fue Enrique Cárdenas.
Los fundamentos del CEEY estuvieron presentes desde su primer proyecto: un documental sobre la expropiación bancaria de 1982, uno de los episodios económicos más determinantes del siglo XX. Lejos de imponer una postura, Espinosa Rugarcía promovió un debate abierto, convocando a protagonistas de todas las corrientes, desde detractores hasta defensores de la decisión del presidente López Portillo.
La profundidad y pluralidad del ejercicio marcaron la ruta institucional del CEEY. Luego vinieron documentales y libros sobre el sistema financiero mexicano, desde la privatización bancaria de 1991 hasta su extranjerización. Más reciente, el CEEY entró de lleno a uno de los debates más polarizados de la actualidad con un documental sobre la decisión de López Obrador de cancelar el aeropuerto en Texcoco.
Pero si hay un tema que ha definido al CEEY en los últimos años es la movilidad social. El centro fue pionero en su medición a escala nacional, con la encuesta ESRU-Emovi de 2006, y desde entonces ha difundido una conclusión contundente: en México, la pobreza se hereda. Es decir, el origen social de una persona de escasos recursos determina en gran medida su destino. A través de cuatro encuestas nacionales y diversos estudios regionales, el CEEY se ha consolidado como un referente en el tema materia.
A 20 años de su creación, el CEEY se prepara para una nueva etapa: pasar de la investigación a la incidencia. Esto implica convertir el conocimiento en acción, hacer que nuestras investigaciones sirvan para diseñar mejores políticas y detonar cambios reales.
El plan estratégico para los próximos cinco años se apoya en tres pilares:
1. Fortalecer la investigación, bajo el liderazgo de Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY desde 2017.
2. Ampliar la incidencia en la iniciativa privada y la sociedad civil a través de la nueva Dirección de Acción Empresarial y Social, encabezada por Beatriz Coll. El objetivo es demostrar que promover la movilidad social no es filantropía, sino un motor de productividad.
3. Analizar las políticas sociales desde una perspectiva constructiva, mediante el Observatorio Social CEEY, liderado por Gonzalo Hernández Licona, que buscará identificar y escalar las políticas públicas que están dando resultados a través del diálogo y el aprendizaje.
México es un país de oportunidades desiguales. Por eso el CEEY sostiene que la movilidad social debe ser un eje central de cualquier política pública. Porque el talento es universal, pero las oportunidades no. Nos toca conectar lo aprendido con lo accionable.