Aunque podría llenar esta columna con malas noticias ahora que termina 2025, prefiero concentrarme en lo positivo. No es fácil. El año dejó varias cosas que criticar. Aun así, es Navidad, y qué mejor momento para dar gracias por lo que sí salió bien.
Arriba de la lista está la continua reducción de la pobreza en México. Este año se dio a conocer que a finales de 2024 29.6% de la población vivía en situación de pobreza, frente a 41.9% en 2018. Estamos hablando de más de 13 millones de mexicanos que lograron salir de esta precaria condición. No es cualquier cosa.
Una segunda buena noticia está ligada a la anterior: el aumento del salario mínimo. He compartido en este espacio mis reservas sobre la sostenibilidad de seguir elevándolo de manera pronunciada sin crecimiento económico ni mejoras en productividad. Pero reconocer los riesgos no significa negar los beneficios. El salario mínimo ha aumentado 256% desde 2018, y ese incremento ha tenido un impacto real en la reducción de la pobreza.
Otra razón para estar agradecidos del 2025 fue el impacto marginal de los aranceles que nos impuso Trump. Era entendible el temor dada nuestra estrecha relación comercial con EU. Al final, las tarifas llegaron, aunque fueron menores de lo previsto. De hecho, contra muchos pronósticos, las exportaciones a nuestro vecino del norte se perfilan a crecer este año en relación con el anterior, alcanzando un nivel récord.
También hubo buenas noticias en el frente macroeconómico. La inflación siguió bajando. Después de dispararse en 2021 y 2022 por encima del 7%, en 2025 continuó su tendencia a la baja y se ubicó en 3.8% anual a noviembre, uno de los niveles más bajos de los últimos cuatro años. Con menor presión inflacionaria, Banxico pudo reducir su tasa de referencia a 7%, el nivel más bajo en tres años. Entre 2022 y 2024 la tasa superó el 10%, encareciendo hipotecas, créditos empresariales y tarjetas. Que el banco central haya podido actuar con autonomía, sin presiones políticas, es en sí mismo motivo de celebración.
En materia de seguridad, 2025 también dejó señales alentadoras. Todo indica que por fin existe una estrategia de Estado eficaz contra el crimen organizado. Las cifras oficiales muestran una reducción relevante en homicidios dolosos, pese a que viene acompañadas por un aumento en las personas desaparecidas. Aun así, todo apunta a que se están haciendo mejor las cosas que en años recientes.
Para cerrar, incluyo un agradecimiento incómodo, aunque sea parcial, a Trump. Es cierto que sus aranceles generaron costos y tensiones, pero su presión también empujó al gobierno a reforzar el combate al crimen organizado, a atender temas de corrupción, a fortalecer el estado de derecho y a mostrar mayor apertura a la inversión privada. No era la vía ideal, pero fue efectiva.
Ya habrá tiempo para hablar de los enormes retos que enfrenta nuestro país. Por ahora, en esta temporada navideña, enfoquémonos en las cosas buenas que nos trajo 2025.
Feliz Navidad.