El daño de la amenaza arancelaria de Trump

Ciudad de México /

Al final, las amenazas no se materializaron. Por ahora, nuestras exportaciones a Estados Unidos no enfrentarán un arancel de 25%. ¿Qué logró Trump con su desplante de fuerza? ¿Alguien salió ganando? 

Antes de que Trump diera marcha atrás en su intención de cobrar aranceles a México y Canadá, The Wall Street Journal, un prestigioso diario afín en muchos aspectos a su ideología, calificó la medida como “la guerra arancelaria más tonta de la historia”. Tiene un punto.

Desde una perspectiva económica, los aranceles no tienen sentido. Perjudican a todas las partes involucradas, incluso los países que los imponen. Puede que tengan alguna función estratégica, como la defensa de la seguridad nacional, pero su uso debe de ser selectivo. Es difícil encontrar la lógica en la propuesta de Trump de querer aplicar 25% de aranceles a México y Canadá, dos de sus principales aliados y socios comerciales, mientras que a China, su principal rival geopolítico, solo aplicarle 10%. 

De haberse implementado, el arancel habría sido devastador para la economía mexicana. Somos un país muy dependiente del comercio exterior: nuestras exportaciones representan más de 40% del PIB, y de esa proporción, cerca de 80% tiene como destino EU. Sectores clave como agrícola y automotriz habrían recibido un golpe durísimo. En 2024, les exportamos casi 50 mil millones de dólares de alimentos y cerca de 150 mil millones de dólares en vehículos y autopartes. Un arancel de 25% habría disparado los precios y desplomado la demanda.

Lo más irónico es que las tarifas habrían violado abiertamente el T-MEC, un tratado que el propio Trump negoció y calificó en su momento como el “más justo, balanceado y benéfico que jamás hayamos firmado”. 

La idea de que los aranceles los pagan los países exportadores es un mito. En realidad, el costo recae sobre los consumidores estadunidenses, quienes terminan pagando más por los productos importados, incluidos los fabricados en EU con insumos extranjeros. Al mismo tiempo, los aranceles actúan como un subsidio artificial para los productores nacionales, reduciendo su competitividad y alimentando la inflación. 

Trump sabe que la inflación fue un factor clave en la última elección y lo último que quiere es enfurecer a los votantes con un nuevo aumento de precios. De aquí que dude qué tan realistas son sus amenazas. Sin embargo, por ahora, su decisión de postergarlas es un triunfo para Sheinbaum. El problema es que el daño colateral es significativo. La incertidumbre sobre posibles tarifas genera desconfianza y puede frenar la inversión en nuestro país. 

Trump puede afirmar que sus amenazas rindieron frutos, logrando el despliegue de 10 mil miembros de la Guardia Nacional en la frontera norte, pero el costo de su estrategia no es menor. Si EU está dispuesto a romper sus acuerdos, incluso con sus aliados más cercanos, ¿quién confiará en él en el futuro?


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.