La mala idea de topar la producción de Pemex

Ciudad de México /

Aplaudida por muchos, la propuesta de la Presidenta en su toma de posesión de limitar la producción de barriles de petróleo de Pemex a 1.8 millones diarios me parece un error. Quienes respaldan la medida, un claro giro del gobierno hacia energías renovables, aluden a sus beneficios ambientales. ¿Quién puede estar en contra de pasar de energía sucia a limpia? El diablo, como dice el refrán, está en los detalles. 

No cabe duda de que el cambio climático es una realidad y de que todos los países tienen la obligación de buscar alternativas a los combustibles fósiles. El problema es que no se puede pasar por alto el enorme costo de la transición hacia energías renovables, sobre todo en el caso de países en desarrollo como el nuestro. Dejar atrás el petróleo no es sencillo ni barato. Las ventajas que ofrece en cuanto a costos y flexibilidad de uso son significativas y serán difíciles de superar por las energías limpias en el corto plazo. 

Incluso los países que más empujan la transición, como EU, tienen claro que el petróleo seguirá jugando un papel relevante en el futuro energético. Basta ver que nuestro vecino ha producido una cantidad récord durante la administración de Biden y que no tiene planes de frenar la expansión. Emiratos Árabes Unidos, uno de los principales productores del mundo y sede de la última cumbre climática, también se ha manifestado a favor de desfasar el uso de combustibles fósiles, pero planea invertir 150 mil millones de dólares en búsqueda de nuevos yacimientos de petróleo en los próximos años. 

Topar la producción de Pemex, una empresa de por sí con enormes problemas financieros, la debilitará aún más y representará un golpe para las finanzas públicas. En un mundo en el que otros países continúan aumentando su producción de petróleo para satisfacer la demanda global, México corre el peligro de perder competitividad. Es fundamental que las consideraciones ecológicas convivan con las económicas y un país en desarrollo como el nuestro debe tener claro cuáles deben de ser sus prioridades. 

Puedo especular que Sheinbaum tenía otras motivaciones con su política de restringir la producción más allá del medio ambiente. Puede que considere que Pemex no tiene la capacidad de aumentar la producción aunque quisiera dado el limitado campo de maniobra fiscal del gobierno y que no quiera abrirle la puerta a la inversión privada. 

También puede existir un componente de relaciones públicas en el anuncio. Sheinbaum puede ser consciente de que muchas empresas buscan asociarse con energía limpia para complacer a sus cada vez más ecológicos clientes. En este sentido, posicionar a México como un campeón de la energía renovable puede ayudar a atraer inversión directa, particularmente con el nearshoring.

Aun así, considero que es un error topar la producción. Contamos con una enorme riqueza petrolera en el país y restringir su explotación me parece un desperdicio.


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