Pseudoambientalistas y el Tren Maya

Ciudad de México /

Siempre existirá tensión entre ambientalistas y propulsores del desarrollo económico. Habrá quienes consideren que el medio ambiente debe de estar por encima de la economía en todos los casos y viceversa. La pureza (ya sea ecológica o económica), aunque muchos la externalicen constantemente, no existe en el mundo real. En todo momento se realizan compromisos entre estos dos intereses. 

Lo que me lleva al tema del Tren Maya. Recientemente ha aumentado la oposición a este emblemático proyecto del gobierno a raíz del nuevo trazo del tramo 5 de la obra que conecta Cancún con Tulum bajo el argumento de daño ecológico. En respuesta, el Presidente declaró que “así como hay ambientalistas de verdad, serios, responsables, hay pseudoambientalistas. Más que nada vividores que están al servicio de intereses creados”. 

Sus palabras en lugar de apaciguar las críticas, generaron más controversia. Por lo visto, para un grupo de activistas es evidente que se debe abandonar la construcción del Tren Maya para proteger la selva o redefinir la ruta. A mí no me queda tan claro. No conozco lo suficiente el proyecto para tomar una postura definitiva, pero coincido con López Obrador en que no todas las críticas ecológicas son válidas. Pueden existir intereses políticos o económicos.

Varias celebridades se han sumado a la campaña “Selvame del Tren” que encabeza la organización internacional ambientalista Greenpeace. En un video ampliamente difundido, conocidos artistas recriminan la posible tala de “millones” de árboles. También afirman que “no necesitamos un tren. Necesitamos conservar nuestro territorio”.  

¿En serio? Buena parte de la construcción del Tren Maya se ha realizado sobre un derecho de vía que ya existía desde la era de Porfirio Díaz, lo que ahorró la tala de miles de árboles. Los que se tienen que remover rondan en las decenas de miles, no en “millones”. Además, el programa Sembrando Vida está ayudando a reforestar. Bajo el argumento de que hay que conservar nuestro territorio, prácticamente ninguna obra se podría llevar a cabo. ¿Un aeropuerto? ¿Un fraccionamiento? ¿Una carretera? Descartadas. Todas involucran algún daño al medio ambiente.  

Me parece totalmente razonable pedir que, como muchos exigen, se cumpla con la Manifestación de Impacto Ambiental por parte de la Semarnat para que se realice el nuevo trazo del tramo 5. Pero esto no significa que se deba descartar de antemano su construcción. Hay que esperar los resultados.  

La postura más cómoda es la de proteger la ecología a toda costa: ¿quién no va a defender públicamente el medio ambiente? Sin embargo, es fundamental tomar en cuenta el factor económico. Aunque no nos demos cuenta, así lo hacemos todos los días. De lo contrario, ¿cómo explicar que por un lado condenemos proyectos como el Tren Maya y por el otro exijamos precios bajos de gasolina cuando lo mejor para el medio ambiente es que este combustible contaminante se encarezca? 

juliose28@hotmail.com

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