El golpe que le propició el coronavirus a las aerolíneas de todo el mundo provocó una crisis existencial. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) estimó una pérdida de 84 mil millones de dólares para el sector en 2020 a escala global a causa de la pandemia. El daño será extenso y profundo.
Algunos gobiernos han tomado medidas para reducirlo lo más posible. En Estados Unidos, por ejemplo, se les otorgó a las líneas aéreas un paquete de rescate de 25 mil millones de dólares. En Europa también se entregaron apoyos significativos. En México nada.
Esto ha provocado que las cuatro aerolíneas más importantes del país se encuentren en terapia intensiva. En mayo, su tráfico de pasajeros se redujo por lo menos 90%. Sobrevivir con estos números es imposible, sobre todo cuando se trata de un sector tan endeudado. Y aún ahora que se está reactivando la vida económica en México y en el mundo, la gente no volará como antes hasta que una vacuna esté disponible.
Aunque Interjet venía con fuertes problemas financieros, fue Aeroméxico quien recurrió primero a la protección de las cortes al declararse la semana pasada en Chapter 11, una modalidad de bancarrota en EU que le permite reestructurar sus deudas. Interjet, hasta ahora, ha logrado evitar la quiebra. Las otras dos grandes aerolíneas del país —Volaris y VivaAerobus— parecen estar en una mejor situación financiera, pero no está fácil que logren sortear exitosamente la crisis.
¿Qué puede pasar? Existe la posibilidad de que todas aerolíneas sobrevivan sin tener que sufrir una reestructura profunda. Las más emproblemadas podrían llegar a un acuerdo con sus acreedores —ya sea por las buenas o por las malas— y seguir operando. Otro escenario es que vengan nuevos accionistas que inyecten capital para salvarlas. Se rumora, por ejemplo, que un grupo está evaluando invertir en Interjet para darle viabilidad. Habrá que ver.
Pero no podemos descartar que una o más aerolíneas quiebren y que no encuentren inversionistas privados que las salven. En este caso la pregunta es qué hará el gobierno. ¿Las dejarán morir? El presidente ha mantenido que su gobierno no rescatará empresas. No dudo que dejará que se hundan algunas aerolíneas. Sin embargo, me cuesta trabajo pensar que permita que una tan emblemática como Aeroméxico, que transporta más de 20 millones de pasajeros al año, desaparezca. Con Mexicana fuera del aire desde hace años, el país se quedará sin ninguna línea aérea insignia.
No hay que olvidar que Aeroméxico, al igual que Mexicana, estuvieron en manos del gobierno en el pasado bajo administraciones menos nacionalistas que la de López Obrador. De darse el caso, ¿de verdad pensamos que no intervendría argumentando la necesidad de proteger fuentes de trabajo?
Aún está lejos la posibilidad de que Aeroméxico se convierta en una empresa estatal. Pero como están las cosas en el sector aéreo nacional, no es imposible que suceda.
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