El sábado el proyecto profesional de 850 personas fue truncado por la decisión de una tómbola. 464 Magistrados de Circuito y 386 Jueces de Distrito vieron como una vida entera de estudio, preparación y dedicación al juzgado, se terminará el próximo junio porque tuvieron la mala suerte de salir sorteados en una tómbola. Era un dos a uno, posibilidades del 50% de ser destituido en 8 meses. Los Senadores hacían bromas diciendo que de ahí se irían a la lotería nacional, mientras contemplaban como la suerte determinaba cuales serían las vidas que arruinarían.
Para llegar a estos puestos se necesita muchísimo estudio, presentan exámenes, acreditan capacitaciones, en su trabajo diario viven pendientes de la estadística, son gente que ha puesto su trabajo millones de veces por arriba de su vida personal. Para estar en esos niveles hablamos por lo menos de 10 años o más de dedicación y lucha constantes.
Me podrán decir que hay quienes llegaron con palancas, y sí, sí los hay, pero son los menos, el grueso viene subiendo una cuesta muy difícil y empinada. Me podrán decir que existen corruptos y claro que los hay, y sería excelente depurar el poder judicial de aquellos que están ahí sin saber que hacen y de aquellos que aprovechan el puesto corruptamente para obtener beneficios, pero… Esta operación no fue ni contra los compadres ni contra los corruptos, esto se hizo como una mera venganza del ejecutivo por haber ejercido en su momento el control judicial, esto es un precio que pagan por haber hecho su trabajo y con eso incomodar a la presidencia, es un regalo para el presidente saliente y un golpe de poder de la presidenta entrante.
Si de verdad hubieran querido “limpiar el Poder Judicial” deberían haber determinado las destituciones revisando el trabajo de los juzgadores, cesando a aquellos que no desempeñaran bien sus funciones, dejando fuera a quienes estuvieran implicados en actos de corrupción. Tomar la decisión de destituir elementos debería haber estado apoyada en hechos, en malas conductas que merecieran separación del cargo, pero no, no hay un motivo justificado, no tienen razones de mérito para hacer lo que hicieron, no tienen ningún argumento sobre el cual apoyarse y por eso es necesario recurrir a la sabiduría de la tómbola. De poco sirve que estos 850 juzgadores hayan actuado bien, de poco sirve que se hayan preparado, no importa, no merecieron ni siquiera una evaluación, sus derechos fueron terriblemente pisoteados, la fundamentación de su destitución es una reforma pésimamente mal hecha, y la motivación la mala suerte del azar. ¿Dónde están los derechos de todas estas personas que serán cesados de sus trabajos sin haber hecho nada mal?
Que nadie duerma tranquilo hoy sabiendo que el destino de cada uno de nosotros puede ser decidido por una tómbola.