Lo que vimos esta semana en la aprobación de la iniciativa de reforma Constitucional al Poder Judicial no es otra cosa que un muestrario de lo puercos que pueden ser los políticos, y no me refiero solo a los de un bloque sino a todos.
Empezamos por revisar qué calidad tienen legisladores que nos representan. Lamentablemente en muchos de los casos son delincuentes que los partidos colocaron como legisladores para beneficiarlos con el fuero y así darles impunidad. Las personas que se supone nos representan a los ciudadanos son en gran porcentaje delincuentes, tienen su colección de denuncias. Desde ahí vamos mal. A mí no me agrada ser representada por alguien que tiene delitos que aclarar. Entonces mal, muy mal por los que colocaron como diputados y senadores a sus cuates o a quienes se comprometieron proteger, poner este tipo de personas debilita y traiciona la representación digna que merecemos los ciudadanos.
Los senadores que llegaron por un partido y se pasaron a otro traicionan la voluntad de las personas que votaron por ellos, engañaron a la ciudadanía porque la gente al votar por ellos le dio el voto a un proyecto, hubo quien quería apoyar a la oposición, pero no se sentía cómoda ni con el PAN ni con el PRI y dio su voto al PRD.
Ese voto que se dio a la oposición fue finalmente un voto oficialista, los dos senadores perredistas que migraron a Morena traicionaron a sus votantes.
La bancada de Morena que recibió entre porras y abrazos a sus enemigos acérrimos, (los Yunes) con tal de que votaran en favor de su reforma, traicionó terriblemente el discurso señalador de todas las transas que el mismo presidente había remarcado toda la vida.
Resulta que los corruptos son malditos y despreciados cuando son contrarios, pero bienvenidos cuando entregan su voto, Morena se traicionó a si mismo al aplaudir a quienes tanto habían denunciado, se traicionaron los principios por lograr la eficacia.
Se dijeron tantas mentiras durante la discusión que es difícil poder narrar lo que verdaderamente sucedía ese día: un enfermo incapacitado que se curó en unas horas; un senador detenido o su papá detenido, que estaba y no estaba en Campeche; llamadas telefónicas que no se sabe si se hicieron o se fingieron. Con tantas mentiras se traiciona de manera sistemática, sin consecuencia y totalmente normalizada la confianza del pueblo de México.
Los congresos locales traicionaron a sus representados, se supone que las reformas constitucionales deben ser analizadas por cada congreso estatal, la velocidad con que se dieron las aprobaciones por cada estado demuestra que los diputados locales no leyeron ni media palabra, no hubo un análisis de su parte, traicionaron así al federalismo convirtiendo de facto a México en una república centralista.
Se ha traicionado la división de poderes, se ha traicionado la representación ciudadana, se ha traicionado la confianza del pueblo, se ha traicionado los principios, se ha traicionado la independencia judicial, se ha traicionado todo, pero ya no importa mientras hoy gritemos ¡Viva México!