El Teatro Isauro Martínez fue inaugurado el 7 de marzo de 1930 y a lo largo de los años su historia ha tenido altas y bajas.
De acuerdo a la página del Sistema de Información Cultural del Gobierno de México, hasta 1945 fue teatro y cine, después de ese año sólo funcionó como cine y en 1973 estaba casi en el abandono; por ese motivo, en 1975, los dueños pensaban demolerlo.
Sin embargo, como se señala en el documento Cómo es el teatro “Isauro Martínez” del Archivo Municipal de Torreón, “…tres muchachos, tres estudiantes, allá a mediados de los años setenta, se empeñaron en reconquistar el Teatro Martínez para Torreón.
Fueron a la ciudad de México para entrevistarse con el presidente de la República, que era Luis Echeverría, e hicieron todas las antesalas y volvieron todas las veces que fue necesario y no hubo nada que los desanimara, hasta que consiguieron que el presidente de México dispusiera que se pagaran a la Fundación Jenkins, que era entonces la propietaria del Teatro, los tres millones de pesos que pedía para donarlo al Instituto Nacional de Bellas Artes”
El teatro, construido sobre 1558 metros cuadrados, fue restaurado el 1980 y reinaugurado el 18 de septiembre de 1982.
A la fecha es administrado por un patronato que lo mantiene con vida y que cumple con el objetivo que tenía don Isauro Martínez cuando empezó su construcción el primero de febrero de 1928; él pensaba que los teatros no deberían ser vistos sólo como negocios, sino como centros educativos y culturales y quería que en su teatro se realizaran numerosos espectáculos que interesaran a diferentes públicos.
El teatro, bello desde su fachada, guarda en su interior el arte que le imprimó el pintor español Salvador Tarazona (quien siguió los deseos de don Isauro Martínez, que quería un decorado de estilo oriental), sobre todo se destaca el plafón central de color marfil que está formado por una cúpula de cinco metros de diámetro adornada con molduras en donde está instalada la luz indirecta de colores verde, azul, rojo y blanco.
La pintura interior del plafón se llama “La Inspiración”, y representa a un joven poeta que recibe los dones de las musas.
Alrededor de ella hay ocho pinturas al temple que representan la vida de un hombre.
El primer cuadro se llama “La revelación del carácter”; el segundo, “Heroísmo”; el tercero, “El juego”; el cuarto, “El amor”; el quinto, “La visión”; el sexto, “El trabajo”; el séptimo, “La bondad” y el último, “La vejez”.
El plafón, junto con la arcada central —decorada con tres composiciones de tapicería persa llamadas “El drama” (a la derecha), “La comedia” (la central) y “Sacrificios budistas” (a la izquierda)—, son dos de los elementos principales por los que el Teatro Martínez es considerado el segundo más bello del país después del Teatro Juárez, de Guanajuato.
Es importante que los laguneros reconozcamos su historia, su riqueza y su valor como patrimonio cultural de la región, así como en su momento lo hizo ese grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Coahuila que se unieron para salvar y conservar esta joya arquitectónica que es testigo de la historia de nuestro Torreón.