Hay personas que nacen adelantadas a su tiempo, que con su sola presencia generan cambios, influyen en las formas de pensar, de actuar y de vivir; personas que rompen esquemas y paradigmas.
Una de ellas fue Carmen Mondragón Valseca, una mujer de actuar distinto a todas las demás, que vivió a su manera.
Para unos era extravagante, para otros era irreverente y para los demás estaba loca.
Nació en 1894 en una familia que la educó de manera severa. Se casó en 1914 con el pintor Manuel Rodríguez Lozano y, durante los años que vivió en Europa, se relacionó con grandes pintores como Picasso y Matisse.
Fue pintora, poeta, modelo y contemporánea de otras mujeres que marcaron época como Frida Kahlo, Tina Modotti, María Izquierdo y Lupe Marín con las que convivió después de su regreso a México, cuando fracasó su matrimonio.
Fue amante de Gerardo Murillo (el Dr. Atl), quien la llamó: Nahui Olin.
En el libro biográfico Nahui Olin (Cirse, Barcelona, 2017, 213 pp.) Adriana Malvido. su autora, describe a Carmen Mondragón como una mujer que destacaba, además de por sus grandes ojos verdes, por su inteligencia, su belleza y carácter. Nahui Olin sirvió de inspiración a pintores como Diego Rivera y el Dr. Atl, y a fotógrafos como Edward Weston; una de sus fotografías es la que sirve de portada a este libro que prologa Elena Poniatowska.
Citado por Adriana Malvido, el restaurador Tomás Zurián observó que “Carmen Mondragón —como debía llamarse, porque Nahui Olin la remite exclusivamente a su relación con Atl— es una de las mujeres que respondieron mejor a las necesidades de la época, cuando despierta la cultura en un México en eclosión.
Y agrega: ella entiende, aporta y nutre a su época de un sentido de libertad hasta entonces inconcebible.
Es una verdadera feminista. Sabe, porque ha viajado, que la mujer juega un papel importante en la cultura, y no como compañera o apoyo de un hombre, sino con potencial propio. Y expresa esto con acciones.
Sí, es una gran feminista sin pancarta, una feminista que con sus actos genera una apertura.
De niña vivió en Europa a finales del XIX, cuando las sufragistas inglesas exhiben el derecho a voto de las mujeres, y se empapa de todo esto”.
El libro es bello y contiene fotografías, poemas, dibujos y pinturas en blanco y negro y a color; en él se rescata la vida de una mujer incomprendida, que vivió a tope, que pasó los límites de lo que estaba permitido en esa época y que se arriesgó a vivir en libertad, hasta más allá de lo que se consideraba aceptable.
laura.parra@ibero-torreon.edu.mx