La edad es sólo un número, lo que en verdad importa es la calidad de vida que se tiene.
Mi abuela paterna vivió 107 años y, a pesar de que su vida no fue fácil, siempre salió adelante y nunca perdió su fortaleza, simpatía y buen humor.
Dan Buettner, escritor, periodista y explorador de National Geographic, se dio a la tarea de investigar en qué lugares del mundo vivían las personas más longevas.
Marcaba en un mapa, con puntos azules, los lugares en los que iba encontrando a las personas más saludables y con más edad. Identificó cinco lugares a los que llamó zonas azules.
Estas comunidades se ubicaban en Okinawa, Japón; Cerdeña, España; Loma Linda, California (en un grupo de personas adventistas); Ikaria, Grecia y Nicoya, Costa Rica.
Buettner decidió viajar a cada lugar e investigar el estilo de vida de las personas longevas de cada zona azul.
Su investigación se presenta en la miniserie documental, de sólo cuatro capítulos, Vivir 100 años. Los secretos de las zonas azules, que se encuentra en Netflix.
Su objetivo era encontrar las causas o los elementos que favorecen el bienestar y la longevidad de las personas.
Durante su investigación encontró datos interesantes entre los que destacan: tener un propósito, un plan de vida o como diría Frankl un “para qué vivir”; la conexión con otros, la creación de vínculos (familia, amigos, pareja); alimentarse sabiamente con productos naturales y con menos alimentos procesados y, por último, moverse, estar activos, bailar, caminar, hacer tareas manuales, trabajar la tierra.
Al ver el documental, recordé a mi abuela y pensé que ella hacía todo esto, y más.
Quizá por eso se convirtió en un gran ejemplo de vida para quienes la conocimos.
Esta miniserie no pretende darnos la panacea de la salud y la longevidad, no es un documental médico, pero sí logra mostrarnos a personas que viven en distintas comunidades y que han logrado tener vidas largas y en buen estado de salud.
Los testimonios que presentan pueden ayudarnos a buscar la manera de vivir más y mejor; no sólo acumular años, sino recorrerlos de manera plena.
laura.parra@ibero-torreon.edu.mx