Las infancias merecen sentir y nombrar la tristeza

Laguna /

Si no enseñamos a nuestras infancias a sentir tristeza, a ponerle nombre, colores o movimientos sanos del cuerpo; si no les enseñamos el peso e importancia de una lágrima que ha salido y ya no está sobre sus hombros, entonces nuestras niñas y niños se ahogarán.

Mi experiencia docente me ha mostrado que por mucho tiempo hemos concebido a las emociones en dos únicos grupos: buenas y malas; cuando realmente se trata de agradables y desagradables, porque, si bien el miedo, tristeza y enojo pudieran resultar inconvenientes, todas tienen un propósito y ponerles nombre (saber expresarlas) nos permitiría combatir las violencias.

El mundo se polariza cada vez más: en redes sociales solo podemos ver los momentos buenos de las y los otros; al mismo tiempo en las noticias vemos cómo todo está mal. 

Y ahora el vaso se nos derrama ante una contingencia que nos encerró en lugares donde muchas personas no pueden gozar de seguridad y tranquilidad emocional.

El Centro Estatal de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (2021) afirma que, en México, “estos padecimientos [depresión] ocupan el cuarto lugar en complicaciones médicas, y la depresión es uno de los más frecuentes”. 

Dentro del mismo documento señala que 29.9% de los habitantes mayores de 12 años sufren algún nivel de depresión ocasional, mientras que 12.4% los experimenta de manera frecuente (INEGI, 2021).

Debemos quitarnos la venda de los ojos, ya lo decía Omar Maldonado en la columna al inicio de año: ser feliz no es obligatorio. 

Lo que sí debemos incentivar en la familia, sociedad e instituciones es el aceptar las emociones y reconocer la importancia de la educación emocional como un principio para la supervivencia de la sociedad contemporánea.

Así, cuando nuestras infancias estén llenas de tristeza, sepan que ésta puede salir, que tiene propósito, que no están en soledad y que son parte de una comunidad (aunque en casa no haya nadie). 

Así, cuando nuestras infancias estén llenas de tristeza, nuestras niñas y niños, se quedarán nuestras.


@incidefemme

  • Layla Miranda Girón

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