Discurso de odio en tiempos electorales

  • Sí contamos
  • Leonor A. Gómez Barreiro

Laguna /

El discurso de odio se desliza en nuestras plataformas digitales. 

Por supuesto en época electoral los ánimos se exacerban más de lo normal. Pero ¿qué es el discurso de odio y cómo ha llegado a normalizarse? ¿Por qué los partidos políticos lo usan cómo nueva herramienta electoral?

Como punto de partida (más no único) la ONU define el discurso de odio como "cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento—, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad".

En las dos últimas décadas hemos sido testigos de un incremento masivo en la comunicación mediática. Más plataformas y más personas conectadas, subiendo todo tipo de contenidos. 

Además los algoritmos han comenzado a funcionar de forma eficaz, para hacer de nuestros entornos informativos espacios más homogéneos.

Hoy predomina el bombardeo de imágenes que provocan respuestas manipuladas de nuestras emociones y existe una lucha frontal por ganar segundos de atención en los tiempos de pantalla.

En este contexto, surge el fenómeno de la polarización que refuerza los prejuicios contra las personas y debilita la posibilidad de la moderación. 

Los entornos se llenan de desconfianza, porque ponen en riesgo la aceptación de la diversidad y convierten a las personas que piensan distinto a nosotros en verdaderos enemigos.

Por desgracia, en la política partidista, se conoce muy bien esta fórmula, que busca dividirnos y colocarnos en extremos, a partir de simplificaciones burdas. 

El mecanismo es sencillo, se juega a la polarización para beneficiarse, activar el apoyo que tienen en la base y aislar a todo aquel o aquello que consideren un antagonismo.

Entonces, estemos atentos, para aprender a seleccionar nuestros contenidos informativos, con la finalidad de ver los intereses que hay detrás de los ambientes polarizados en tiempos electorales, pues los peores escenarios de desconcierto y discusión pública están por venir.

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