El satélite DSCOVR Deep Space Climate Observatory (Observatorio del clima en el espacio profundo) fue lanzado en febrero de 2015 depués de muchos años de espera, y en órbita a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra ha estado enviando información muy valiosa respecto a la atmósfera y sus condiciones de ozono, dióxido de sulfuro, aerosoles, rayos ultravioleta, nubes, vegetación y, lo más espectacular, un conjunto diario de imágenes de la Tierra que incluyen vistas de cómo pasa la luna enfrente de nuestro planeta diariamente.
En el sitio https://epic.gsfc.nasa.gov podemos observar estas maravillosas y únicas imágenes de nuestro planeta.
Sin embargo esa no es la función principal de este observatorio que, dicho sea de paso, su lanzamiento fue retrasado por 17 años derivado de las pugnas políticas de partidos diferentes en el poder.
Una de las funciones extraordinarias de este satélite es la de detectar, con una anticipación aproximada de una hora, la llegada de una tormenta geomagnética generada por una llamarada solar, que puede provocar grandes daños en las redes eléctricas en la zona donde impacte. Con este aviso es posible tomar medidas preventivas para minimizar los daños que seguramente se van a provocar.
Esta herramienta nos está proporcionando millones de datos diariamente, que al analizarlos y procesarlos con las herramientas de Inteligencia Artificial con las que hoy contamos, nos van a permitir entender a fondo la complejidad del equilibrio de nuestra atmósfera y el porqué debemos de estar muy preocupados por proteger el medio ambiente.
Cuando escuchamos a líderes mundiales en negación a adoptar medidas urgentes para disminuir emisiones de gases de efecto invernadero, necesariamente cuestionamos su ceguera y su irresponsabilidad hacia la vida en este planeta.
Tenemos que reconocer, más allá de nuestras posturas arrogantes y de ignorancia, que las consecuencias del calentamiento global no son algo que va a suceder en el futuro, son ya una contundente realidad. _