Sin lugar a dudas, la lectura es como un gran viaje de aventura, nos lleva a lugares que ni siquiera imaginamos pudieran existir y nos muestra una gran cantidad de cosas, algunas emocionantes, maravillosas, otras terribles y dramáticas, otras bellas y tiernas, y a veces curiosas, simpáticas y sencillas.
Este último es el caso, en nuestro viaje semanal de lecturas; gracias a la tecnología, encontramos navegando un artículo que queremos compartir.
Habla de un extraordinario ser humano, que derivado de una enfermedad a temprana edad, que lo llevó a recibir múltiples transfusiones de sangre para salvar su vida, se convirtió en un héroe, que ha salvado a millones de recién nacidos, solo por el afán de ayudar a los demás, al decidir que donaría sangre en retribución de haberla recibido para salvar su vida.
Se trata del Sr. James Harrison de Australia, lo llaman “el Hombre con el Brazo Dorado” derivado de que ha donando sangre de manera consecutiva y constante desde que tuvo 18 años hasta recientemente que cumplió 81.
Al cumplir 18 años en 1955, y ser apto para donar sangre, se presentó en las instalaciones de transfusiones de la Cruz Roja Australiana y durante 63 años lo ha hecho regularmente, aún a pesar de su disgusto por las agujas; hasta el día de su última transfusión volteaba la vista para evitar ver las jeringas.
En esos años en Australia era muy común la muerte en bebés, derivado de una enfermedad conocida como HDN (Fallecimiento Hemolítico del recién nacido).
Los médicos descubrieron que era posible prevenir el HDN, inyectando una vacuna a las mujeres embarazadas hecha con plasma de donadores que incluyera un raro anticuerpo.
Los investigadores se dieron a la tarea de buscar entre los bancos de sangre de toda Australia, sangre que pudiera contener ese tipo de anticuerpo, y fue así que encontraron en Nueva Gales del Sur a James Harrison.
El Sr. Harrison de inmediato acepto prestarse a la investigación y a donar sangre para producir vacunas Anti-D, que durante más de 60 años han ayudado según estimaciones de la Cruz Roja, a más de 2 millones de bebés a nacer en perfectas condiciones (entre esos bebés se encuentran dos de sus nietos, ya que su hija requirió de la vacuna Anti-D en 1992 y 1995).
Esta es una maravillosa historia de alguien que, sin proponérselo, ha cambiado la vida de manera absolutamente desinteresada a millones de personas; si por él fuera -dicho por él mismo- continuaría donando sangre hasta su último día. Las regulaciones sanitarias hoy se lo impiden, pero alcanzó el impresionante número de 1173 donaciones totales a lo largo de su vida. ¡Maravilloso Ser Humano!