Enfermedades del aislamiento social
El aislamiento producto de la crisis de salud pública, no solo va a generar un efecto económico, complejo y negativo, secundario al terrible efecto de la mortalidad, sino también va a producir trastornos psicosociales y del núcleo de la sociedad, que es la familia, por el síndrome de la soledad o del aislamiento y la intercomunicación entre las personas.
Como dice el neurocientífico doctor Castillo, tenemos un gen recesivo que proviene del hombre de las cavernas, que es nuestro ancestro y ese gen tiene que sacarse de la base cerebral, para comprender que el aislamiento es un refugio, como sucedía en los tiempos prehistóricos, y así sobrepasar los siguientes efectos.
En primer lugar vamos a tener miedo de contraer una enfermedad que no se conoce bien. Ese miedo va a producir angustia, o sea, constricción de tu sistema neurovegetativo, y la angustia es el miedo a lo desconocido; lo que te coloca en posición de defensa, y entonces tus sistemas circulatorio, inmunológico y hormonal se ponen alerta, y esa situación crónica te conducirá a:
El estrés, que es el efecto orgánico y cerebral ante la reiteración de estímulos agresivos, que hacen que tu persona biológica reaccione, aumentando sus niveles de adrenalina; de hormonas como la cortisona, y debilitando tu sistema inmunológico. Eso es la antesala para lo siguiente:
Cuando el estrés se hace crónico, el ser humano tiende a regresar a sus valores primitivos, y ahí se germina la gran depresión psicológica, más acentuada en la gente de edad avanzada, que también son los más susceptibles a morir en esta tragedia epidémica. Por eso debemos entender el proceso, para tratarlo con los siguientes elementos:
Ejercicio físico, que aumenta tus hormonas cerebrales; algún trabajo desde la casa o ejercicio intelectual, lo que aumenta la actividad de los lóbulos frontales, que son los de la inteligencia: escribir, leer, estar activo y lograr encuentros, aprovechando las nuevas tecnologías, con quien te unan lazos fraternos y producir mucho amor en tu familia y en tus hijos, como antídoto para la violencia familiar. Estas son tres recomendaciones que sintetizan una parte del problema.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Cuidado con la ansiedad, el estrés y la depresión; vienen en compañía del aislamiento social.
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