Debe tratarse con la ciencia.
Nuevo León, y en particular el área metropolitana de Monterrey, están en una crisis derivada de la falta de agua y el crecimiento urbano desmedido, lo que agrava esta situación. Dependemos de la lluvia y se nos ha olvidado la planeación, los estudios geofísicos, la prospectiva y la forma en que esperamos vengan los siguientes años, y ya estamos sufriendo carencia y aviso de cortes.
Yo he estado involucrado en este tema porque dirigíamos los Congresos de Biotecnología y hace 15 años, por una iniciativa de los rectores de Veracruz y de Nuevo León, se hizo un evento dentro del congreso, dedicándole más de ocho horas a la discusión de este tema en esta región.
Para ello se invitó a personajes de todo el mundo y vinieron expertos de Israel, que ha sido un ejemplo mundial en el tratamiento de este problema; de Francia, de las Naciones Unidas, de Estados Unidos y también de México. Y la reunión tuvo lugar en dos fases: una aquí, cuando era rector el ingeniero José Antonio González y gobernador Natividad González Parás, y otra en Veracruz, auspiciada por el gobierno y la Universidad Veracruzana.
Ahí se llegó a algunas conclusiones que se publicaron y que todavía están seguramente archivadas, que nos dieron una pauta científica para tratar este problema, de lo que se hace la siguiente síntesis:
En esta región, igual que en el sureste de Estados Unidos, las cuencas tienen una vida útil, y esta fisiología hay que irla encauzando conforme a las necesidades. Por esa razón se han hecho presas; la última verdaderamente importante fue la de El Cuchillo. Pero desde entonces ya no ha habido interés, exceptuando ahora una presa pequeña cerca de Linares, olvidándose de que, como dijeron los expertos, estas cuencas están agotándose.
Y todo esto de que existen pozos profundos suficientes y que hay fuentes de donde tomar el agua, no es cierto, pues ahí se documentó y propuso que, dado que no va a haber suficiente agua aquí, hay que traerla de otra parte, y se consiguió que la Comisión Nacional del Agua permitiera que se utilizara agua derivada de las filiales del Pánuco, sobre todo las más limpias, que son las que están en las márgenes del estado de San Luis Potosí y con base en eso, ya previamente se había firmado por el gobernador un estudio para traer agua del río Pánuco.
Este tema siguió adelante y se hizo un proyecto que se denominó Monterrey VI; empezaron los estudios y se logró la planeación presupuestal para pagar el proyecto. Pero por razones de suspicacia del manejo financiero, de la relación de este proyecto con el contratista favorito del presidente de aquella época, simplemente hubo mucho ruido y el proyecto se tiró a la basura.
Reitero entonces lo que yo aprendí en ese congreso, que hay que traer agua del Pánuco, revisando que no existan suspicacias financieras y corrupción, lo que se puede lograr fácilmente bajo control y supervisión estricta. Esta solución es la única, según los expertos, por lo que espero que todavía exista el permiso federal para la obra.
Sin embargo, el miedo a la corrupción por el abuso de algunos contratistas, nos ha llevado a iniciar otros programas que terminarán en el fracaso, regresándonos a la misma solución, pues es la única que nos puede resolver el problema por muchos años, que es traer agua del Pánuco, lo más limpia que se pueda; purificarla e ir calculando las estrategias de crecimiento urbano y de desarrollo agropecuario, en forma integral, con los estados del noreste. Urge iniciar esta idea lo antes posible, con la participación de la UANL y otras universidades, para evitar regresar a los tinacos.
Descartes: Pienso, luego existo… Hay que tratar este tema con la ciencia y no con la política.
Luis Eugenio Todd
luisetodd@yahoo.com