Nos perjudica a todos.
Una cosa es tener una diferencia de opinión o una discrepancia en términos políticos o personales, en donde esté en juego la conciliación, las fórmulas dialécticas de la discusión y todos los mecanismos que existen para llegar a la verdad.
Pero otra cosa muy diferente es autodestruirse con mecanismos mal implementados, que a todos perjudican, como lo es la lucha actual contra los libros de texto, libros que cambian el rumbo conceptual y humanista del país, y alteran lo que es el saber, por lo que es el poder y además interpretan hechos históricos en forma terrible, como el de don Eugenio Garza Sada, pues ese fue un vil y cruel asesinato, y no puede llamarse de otra forma.
Don Eugenio fue un destacado empresario de éxito, filántropo y promotor del desarrollo industrial y educativo de Nuevo León y de México quien, entre otras cosas, con una enorme calidad humana y liderando a un grupo de empresarios regiomontanos fundó en Monterrey, en 1943, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Por supuesto, estos nuevos libros de texto enaltecen a las revoluciones cubana, venezolana, iraní, etcétera, porque con la excusa de “todo por el pueblo y vamos con el pueblo”, que es un absurda demagogia, sacrifican lo que no tiene ideario, que es el saber contar, las matemáticas, el saber leer, tener capacidad de pensar, de comprender y saber un poco de inglés para entrar al mundo universal actual.
Yo espero que alguien tome la razón, porque dentro de ese grupo llamado de izquierda o marxista, lo que es un absurdo, hay también gente lista que debe saber que lo que están promoviendo es una puñalada para sí misma y para nuestra nación, ya que no generará más que perjuicio y no respetará el saber, por el saber mismo y no por el poder. Todo eso ya lo describieron Aristóteles, Platón, Sócrates y también los filósofos romanos y alemanes en el encuentro con el yo.
Descartes: Pienso, luego existo… Esto es una acción de destrucción del saber. No puede llamarse de otra forma.