Inteligencia artificial y biológica.
A lo largo de nuestra historia en este planeta hemos aprendido que mientras más comprendamos el funcionamiento de la inteligencia biológica, más podremos acercarnos a derrotar la prueba de Turing y por fin crear una inteligencia artificial que nos permita avanzar a pasos agigantados en la escalera evolutiva.
Es decir, hablamos de una simbiosis entre hombres y máquinas, entre células y software, entre huesos, exoesqueletos y hardware, en donde el ser humano y las computadoras sean uno mismo y podamos aprender y desaprender de forma acelerada, potenciando nuestro poder creativo tecnológico, pero siempre trabajando desde un correcto marco ético de comportamiento.
De todo esto nos habla el ingeniero y científico Ray Kurzweil, quien afirma que muy pronto nuestro cerebro trabajará de forma similar a un disco duro y si perdemos cierta información u olvidamos cómo hacer algo, podemos recargar esos bits y bytes de datos, de nueva cuenta.
Al incorporar inteligencia artificial con nano robots en nuestro organismo, podremos realizar operaciones matemáticas de alto nivel, aprender varios idiomas, solucionar problemas complejos, con el simple hecho de descargar datos para incorporarlos a nuestro cerebro. Ello de igual forma como cuando instalamos aplicaciones en nuestro teléfono celular, tableta o computadora para potenciar su desempeño.
Los mismos nano robots, como dice Kurzweil, serán capaces de viajar por nuestro cuerpo con el objetivo de llevar medicamento a un área específica, reparar tejido dañado, eliminar virus, bacterias y cualquier agente que atente contra nuestra salud, incluso reparando nuestro código genético para evitar el surgimiento del cáncer y otros padecimientos mortales para el ser humano.
Todo lo anterior ha sido descrito por Kurzweil como la singularidad; es decir, la fusión entre la inteligencia artificial con el cerebro humano, en donde hombre y máquina sean uno solo, dando paso al superhombre que tanto predicó el gran filósofo Friedrich Nietzsche. Solamente imaginemos nuestra capacidad y plasticidad cerebral, sumada con la velocidad de procesamiento, precisión y gran cantidad de datos que tienen las computadoras; seríamos en verdad un Superman, aludiendo a las películas de superhéroes.
Tal pareciera que hablamos de un futuro muy lejano. Sin embargo, Kurzweil dice que la singularidad se dará pronto, estimándola alrededor del año 2040 y seremos testigos de los primeros superhombres con simbiosis entre células cerebrales y nano robots computacionales.
A todo lo aquí descrito solamente agregaría el contar con un marco ético de comportamiento que establezca los límites de acción y siempre se piense que la tecnología debe ser apuntada hacia un beneficio social y educativo, para reducir la brecha entre los que más poseen y los que menos tienen. Pienso que falta poco para presenciar este gran paso evolutivo de nuestra especie.
Descartes: Pienso, luego existo… Aunque todavía con un camino por recorrer, la inteligencia artificial está ya transformando, positivamente, la vida del hombre y con ello, la de la sociedad.