¿No se justificará el cubrebocas?
Como ya nos acostumbramos a no usar el cubrebocas, la recomendación de Alma Rosa Marroquín, mujer inteligente y encargada de la salud pública, nos está produciendo una negación contradictoria; o sea, nos gusta dar contra y el 90% de la gente no está usando cubrebocas en los lugares tumultuarios o de alto riesgo, como son la transportación, el Metro, las fiestas, etcétera.
No contentos con tener una temporada mixta de influenza y covid, tenemos un ambiente que es campeón en el país, por lo negativo que resulta y con los probados efectos sobre el sistema respiratorio, cardiovascular y además su bien conocida malignidad sobre la vejez, pues está demostrado, con estudios hechos en diferentes países, que aparte de las enfermedades respiratorias, con la contaminación aumentan las cardiovasculares; es decir, los infartos, las trombosis cerebrales y todo aquello que tiene que ver con las complicaciones de la diabetes, en la que somos campeones.
Está documentado que en los meses de frío bajan las defensas de la nariz y la faringe, propiciando enfermedades respiratorias; además aumenta la isquemia cardiovascular y por supuesto la problemática respiratoria de los que tenemos una mayor edad, que ya empezamos a ser muchos, porque ha aumentado notablemente la expectativa de vida gracias a las vacunas, medicamentos, etcétera.
A pesar de lo anterior, el uso del cubrebocas no ha subido y si observamos con cuidado, nos daremos cuenta de que en las fiestas, que son muchas, y en el transporte público, así como en todos los lugares con hacinamiento humano, no ha aumentado el porcentaje de personas que usan cubrebocas bien ajustados y de buena calidad, no mal ajustados y que no sirven para nada, por lo que estamos expuestos a mayor mortalidad.
De ahí que es muy difícil evitar, en esta época, las enfermedades respiratorias en los niños y en las personas de la tercera edad, que se incrementan con la disminución de las defensas nasales y faríngeas.
Descartes: Pienso, luego existo… Los que no usen cubrebocas bien ajustados y de los buenos están cavando su propia enfermedad y quizá su tumba. Allá ellos, que son cómplices de su problemática física y mental.
Luis Eugenio Todd