Las atenciones hospitalarias

Ciudad de México /

La importancia de los

paramédicos.

Estoy, por razones circunstanciales derivadas de una vieja enfermedad, internado en el Hospital Universitario, que es el hospital donde estudié, me preparé, me dieron mi beca de posgrado en la Ciudad de México y me consiguieron, con el Colegio Americano de Medicina, una beca para estudiar en los Estados Unidos, para regresar siendo posgraduado en nefrología, habiendo logrado iniciar el primer trasplante y el primer riñón artificial que hubo en México. A este hospital lo siento como mi casa y me enorgullece su función.

Como ya llevo internado algunos días, he aprendido algunas pequeños virtudes y defectos, así como necesidades que tiene la mejor institución hospitalaria de nuestra región.

Y ya desde adentro, uno puede diagnosticar la pureza académica, la capacidad tecnológica, la presencia de los avances, en diferentes ramas de la medicina y también algunos pequeños requerimientos que no han sido completados, como son los derivados de la licenciatura en Enfermería o en las aptitudes técnicas en esa rama que me tocó a mí, porque vi la necesidad en nuestro país, de establecer la primera licenciatura en Enfermería y tratar de hacer algo, como en Estados Unidos, donde el enfermero tiene una función más importante en el servicio médico.

He observado que, tristemente, un ex funcionario no les dio el valor para integrarlos al Programa Nacional de Profesiones y entonces les redujo su posibilidad económica y por ende, los condujo al subprofesionalismo, en algunas áreas.

Todo eso repercute en la atención hospitalaria, porque los médicos tradicionalmente hacen su procedimiento, operan y luego se van, y quien se queda con los problemas es el personal de enfermería que tiene que bañar, limpiar, curar y hacer las labores complementarias. Aquí, en el Hospital Universitario, encontré que muchas de esas funciones se cumplen y eso hace la diferencia con otras instituciones.

Descartes: Pienso, luego existo… El médico tiene que aliviar, curar y consolar, y para eso requiere todos los niveles profesionales humanísticos.


  • Luis Eugenio Todd
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