Lo único que no cambia es el cambio.
Últimamente he observado que Marcelo Ebrard, de Morena, quiere un cambio y, con la excusa de la unidad, no dice a dónde quiere llevarnos. Por otra parte, recientemente aquí en Monterrey, los entonces tres candidatos de la alianza Frente Amplio por México, Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, urgieron un cambio en el tratamiento de la energía y de Pemex.
Y tienen razón, porque Pemex es una empresa quebrada y la energía solar y alterna no se está aprovechando por tozudez, y porque el director no permite que el progreso extranjero ingrese a nuestra nación.
También quiere un cambio Beatriz Paredes, política, diplomática, socióloga y desde 2018 senadora de la República, quien a la vez es una humanista con amplia experiencia, y con una bonhomía bien documentada y una inteligencia preclara.
Y por supuesto el otro cambio mayúsculo, dentro del verbo que se está utilizando en la actualidad, vivo, frontal, es Xóchitl, que es una ingeniera en computación, egresada de la UNAM, con especialidades en robótica, sustentabilidad y ahorro de energía, experta que sabe mucho de cambio, que además de ser una empresaria exitosa es, desde 2018, senadora de la República.
Xóchitl tiene simpatía popular y también quiere un cambio, porque no podemos seguir así, señala, pues el país está siendo fusilado, políticamente, por ideas delirantes y no por la razón pura, el sentido común, y por el amor que significa tolerancia, comprensión y no solo hegemonía o un socialismo fuera de moda que en otros países ha conducido a dictaduras.
El cambio, acción de transformar una cosa en otra, aun en las estructuras de la sociedad se da también en la biología y en la física. Esperamos, entonces, que este cambio exista para mejorar a México.
Es decir, adaptar a nuestro país a la modernidad y educar bien a los mexicanos, para que sepan contar, leer, entender la ciencia y no solo aprender a votar, que es a lo que parece se nos quiere educar, porque la educación formal y profunda no tiene ideologías o políticas fundamentalistas, pues dos y dos son cuatro, aquí y en Afganistán.
Descartes: Pienso, luego existo… Ojalá el cambio sea para bien y no cambiar para seguir igual.