Tomás Boy †

Ciudad de México /

Tigre de excepción.

Yo a veces me pregunto por qué el futbol es tan atractivo a nivel mundial y mi respuesta es que este deporte público se parece a la vida, porque tiene arte en la figura plástica de un jugador, haciendo un movimiento; tiene ciencia, porque hay que planear la estrategia con método lógico y tiene técnica, porque un jugador con habilidad muestra el individualismo. Pero también tiene sociedad, porque hay que jugar en equipo.

Tomás Boy, a quien me tocó atraerlo desde San Luis, era ya un personaje diferente, y Carlos Miloc lo seleccionó, y él se convirtió no solo en un goleador más, sino en el estratega que dentro del campo dirigía a sus compañeros y generaba liderazgo.

Por esa razón se le calificó como El Jefe.

Pero también representaba al ser humano que tiene pasiones y como Tomás era muy temperamental, había que entender su forma de ser, que lo acompañó toda la vida, para ver la calidad de su juego. Esa naturaleza lo persiguió toda su vida; primero como jugador, con nosotros los Tigres, y después como entrenador, en donde tuvo varios acercamientos al campeonato.

Ingresó al Salón de la Fama por sus cualidades, no solo de goleador, pues metió más de 100 goles, sino como jugador que hacía producir goles a sus compañeros. Por esa razón, para mí, al margen de que Gignac es un excelente goleador, pero no estratega del medio campo como Tomás, considero, en mi larga experiencia, que nuestro personaje, que perdimos prematuramente, fue el mejor jugador que han tenido los Tigres en todas sus épocas y uno de los mejores que han jugado en nuestro país.

Yo estoy triste porque murió prematuramente y no entiendo cómo una trombosis pulmonar no fue atendida en Acapulco, lo que terminó con su vida joven, porque solo tenía 70 años.

Espero, igual que mucha gente, que se le haga un homenaje, pero permanente, no de un solo día, porque en realidad generó muchas emociones en la mejor afición de México, que se produjo desde 1974 y que ahora es germen de inquietud familiar que hay que conservar, alejando la violencia de este bello deporte.

Descartes: Pienso, luego existo… Honor a quien honor merece. Tomás fue el mejor, sin menoscabo de otros excelentes jugadores.

Luis Eugenio Todd

luisetodd@yahoo.com

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