Violencia y economía

Ciudad de México /

Hay mucha confusión en la información.

Ayer amanecimos con información de la violencia en la carretera a Laredo, pues 14 miembros del crimen organizado murieron en un enfrentamiento, en una ruta que comúnmente utilizamos los regiomontanos. A lo anterior se agrega que hay una organización pequeña, pero existente, que busca a los familiares desaparecidos en esa ruta trágica, alrededor del km 26, pues en esa carretera desaparecen personas y ahora se formó una organización como las Madres de Plaza de Mayo en Argentina o como la de Ayotzinapa, para buscar a sus familiares que desaparecieron y eso implica crimen y falta de información por parte de las autoridades.

Esa violencia, local y nacional, es avalada indirectamente por la Federación cuando dice que a los empleados de los programas de bienestar el crimen organizado los respeta y que para ellos no hay bloqueos en las casetas, ni “pago de piso”.

Tan desafortunada declaración muestra complacencia y cierto grado de unidad y tolerancia por parte del Gobierno federal hacia hechos violentos, que también existen en Nuevo León, uno de los estados con más feminicidios del país y con un alto grado de violencia semejante a la década de los 90, persistiendo el riesgo para aquellos que usan las rutas a Laredo o San Luis Potosí y a otros lares de nuestra región.

Todo lo anterior produce problemas en la economía, porque las empresas que quieren invertir en México, aprovechando el T-MEC y el nearshoring titubean, pues a esta inseguridad se agrega la incertidumbre por el suministro de energía eléctrica, las expropiaciones y la falta de respeto a la producción de energía limpia, por los bloqueos a las inversiones en energías eólica, solar o biológica.

Todo esto impacta la economía mexicana, que sufrió mucho por el covid, que empieza a recuperarse, pues el ingreso per cápita, según el Observatorio Económico en México ¿Cómo Vamos?, es de 140 mil pesos anuales; o sea, aproximadamente 7 mil 500 dólares, cuando en 1981 México tenía 10 mil dólares del PIB per cápita, que es muy poco comparado con EUA (80 mil) o Suiza (90 mil) o China, Japón o Brasil; pero ahora está disminuyendo, aunque el país está creciendo ligeramente y la capacidad de gasto ha disminuido por los factores de salud y la incertidumbre en la inversión.

Todo lo anterior es un problema muy serio para México, pues países que tenían ingresos per cápita inferiores a México en los años 70 del siglo pasado, como Corea del Sur, ahora han incrementado notablemente su ingreso per cápita, porque han invertido en educación e investigación científica y tecnológica, y se han olvidado del factor político del poder, para usar el poder del saber.

Y ahora esos países son exportadores, aumentan sus ingresos con productos de valor agregado y nosotros seguimos siendo mediocres o ligeramente pobres, de acuerdo a comparaciones que hace el Banco Mundial, pues aquí solo se aplican programas de bienestar social que tienen un tinte electoral y que no han reducido la pobreza.

Todo lo anterior nos impacta en el estado por la confusión de la información y porque aunque Nuevo León tiene un alto prestigio para la inversión, la infiltración del poder político está desbordando el poder del saber, y con ello la posibilidad de comunicarnos a través de una vialidad adecuada y de vivir mejor, como era clásico y tradicional en el siglo pasado y en los primeros años de esta época.

Descartes: Pienso, luego existo… Ojalá rectifiquemos el rumbo. Se trata de unidad, no de polarizar, porque todos queremos tener una nación próspera.


  • Luis Eugenio Todd
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