Coahuila: Salud Mental/ Violencia Crónica (1)

Laguna /

El pasado lunes 11 de diciembre, el Semanario de Vanguardia publicó un tema sobre el cual he reflexionado en este espacio editorial desde distintos ángulos: 

la salud mental de los coahuilenses.

El título del semanario es provocador: “Cicatrices Ocultas. 

Se trataron los daños emocionales por la violencia?” Psicólogos y psiquiatras entrevistados apuntan en una misma dirección:

 los daños emocionales de la violencia de alto impacto que vivió Coahuila de 2007 a 2014, están asociados a la Pandemia Covid-19 ocurrida de 2020 a 2023”. 

Por ello, aunque disminuyeron homicidios violentos, secuestros y extorsiones; las consultas por estrés, depresión, ansiedad o ataques de pánico subieron.

La violencia crónica es el concepto seminal que une ambos fenómenos de salud mental, entre los coahuilenses.

La violencia vivida por los coahuilenses a partir de la confrontación entre el Estado y el crimen organizado dejó cicatrices abiertas e incomprendidas en nuestra salud mental. 

Sus conductas más notables fueron el miedo, la negación, la indignación, la agresividad y la fuga.

¿Cómo afectaron estos comportamientos primarios la salud mental de los coahuilenses por ingreso, género, edad, escolaridad y preferencia religiosa o sexual? Imposible saberlo, hasta el día de hoy.

En 2014, el Estado expulsó al crimen organizado de Coahuila y retomó el control de la seguridad de los coahuilenses. 

La baja en los índices delictivos y el control territorial así lo indicaban, empero, la vida emocional de los coahuilenses estaba afectada y sin alternativa de sanación.

Por ello, desaparecida la violencia padecida en el exterior, ésta se instaló al interior del cuerpo social; en todo aquel ámbito, en el cual, se reproduce la vida de manera cotidiana en sociedad: 

desde uno mismo, en la familia, en nuestras relaciones vecinales, en nuestras redes afectivas externas, en la escuela, en el trabajo, en los espacios públicos, etcétera.

Tani Marilena Adams y Jenny Pearce estudiosas ambas, del fenómeno de violencia crónica, confirman esta ocurrencia en países que han vivido un conflicto armado de alta intensidad por años. 

Y utilizan como ejemplos, países de Centro y Sudamérica, de Europa del Este y de África.


canekvin@prodigy.net.mx

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