Dicen que el camino de subida siempre es más pesado que el de bajada. Bueno, pues 2024 pondrá a prueba a la sabiduría popular. Si bien la primera mitad del año no estuvo exenta de problemas y de volatilidad, la segunda mitad, a mi parecer, será aún más complicada. La segunda mitad del 2024 viene cargada de incertidumbre y varios eventos puntuales podrían desencadenar que los mercados, tanto globales como locales, incrementen su nerviosismo. Me gustaría ocupar este espacio para ahondar en algunos de ellos.
El más cercano de estos eventos sucederá entre el 22 y el 24 de agosto en el simposio anual de Jackson Hole. En los últimos años, la Fed ha utilizado esta reunión anual de banqueros centrales para dar anuncios importantes sobre el camino que esperan que siga la política monetaria los siguientes meses o años. Por ejemplo, en el simposio de 2020 Jerome Powell cambió la meta de inflación que tenía la Fed de 2 por ciento puntual a 2 por ciento en promedio, abriendo la puerta a dejar la inflación correr por encima de 2 por ciento puntual para “recuperar” parte de la inflación no generada durante la década de 2010. En esta ocasión, Powell podría utilizar este mismo estrado para mandar una señal de calma a los mercados, dejándole ver que el recorte de tasas tan agresivo que están esperando no se va a materializar, sobre todo con una economía que sigue expandiéndose en niveles aún sanos. Este discurso puede traer volatilidad global, la cual también afectará a los mercados locales.
Por otro lado, todo el mes de septiembre veremos volatilidad local por temas políticos. En su último mes de mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador utilizará la recién adquirida mayoría calificada en el Congreso para pasar una serie de reformas constitucionales que el mercado aún no termina de digerir, ni en su contenido ni en el posible impacto económico y financiero que éstas pueden tener. Que no nos extrañe que, por el arrebato de algún senador o diputado que le meta “ruido” al proceso legislativo, veamos mercados reaccionando violentamente ante los posibles efectos de un cambio más radical al propuesto al inicio.
Después de la volatilidad local de septiembre, el proceso electoral en EU empezará a tomar relevancia en las narrativas del mercado. Hoy por hoy el triunfo de Donald Trump ya no es tan obvio como lo era cuando Joe Biden era su contrincante y, tanto el mercado de apuestas como las encuestas, apuntan a Kamala Harris como posible triunfadora el 5 de noviembre. Sin embargo, el proceso no estará exento de sorpresas, y podríamos estar en un escenario más similar al observado en 2016, cuando las probabilidades de Trump eran “muy bajas” y terminó llevándose la victoria. Si bien no espero que una segunda presidencia de Trump sea tan disruptiva como la que vivimos de 2016 a 2020, el hecho de que gane “por sorpresa” puede poner nerviosos a los mercados.
A mediados de noviembre tendremos la presentación del Presupuesto 2025, el primero de Claudia Sheinbaum. Este presupuesto será particularmente analizado, pues les dará a los analistas pistas más claras de cuáles serán los sectores y proyectos a los que el nuevo gobierno les dará prioridad. Asimismo, será muy criticado sobre la base de que seguirá siendo un Presupuesto muy rígido y probablemente con supuestos que no cuadren con lo que los analistas traen en mente.
Por último, diciembre tampoco estará exento de volatilidad. Se tienen que hacer dos nombramientos importantes. El primero será la sustitución o ratificación por ocho años más de Irene Espinosa, a mi parecer, la miembro de la junta de gobierno de Banxico más sensata y con mayor experiencia de los cinco que la componen. Lo ideal sería que la ratificaran, sin embargo, si ese no fuera el caso, será importante ver a quien nombran en su lugar. En segundo lugar, deja su puesto Luis María Aguilar en la Suprema Corte de Justicia, y se cuestionará la forma en la que nombrarán a su sucesor, pues seguro la nueva reforma judicial, a aprobarse en septiembre, aún no será del todo operativa.
Estos son algunos ejemplos de lo que nos espera la segunda mitad del año. Si a esto le sumamos otros eventos que no necesariamente están tan digeridos por el mercado y que pueden ser sorpresivos (como el desenvolvimiento del carry trade entre Japón y México que vimos el 5 de agosto), se puede esperar que la volatilidad sea aún más importante. Si la primera mitad del año la transitamos en un camino pavimentado, la segunda será en un camino de terracería y quizá, solo quizá, si las estrellas se alinean, podremos tener un par de semanas de descanso la última quincena de diciembre, pero no antes.