Sistema educativo frente al covid-19 parte II (última)

  • Mirada en la red
  • Luis A. Guadarrama Rico

Toluca /

Una vez que inicie el ciclo escolar, emergerán nuevos desafíos de orden pedagógico; en los procesos de evaluación del aprendizaje y, desde luego, saldrán asuntos de orden eminentemente práctico. Las televisoras que han decidido colaborar, cumplirán su parte al emitir los contenidos generados por la Secretaría de Educación Pública. Desde mi punto de vista, al menos tres problemas se avizoran:

1) Un porcentaje de hogares carece del espacio apropiado para convertirse simultánemante en oficina y en aula. Además, hemos de tener en cuenta a quienes no tengan un servicio eficiente de conexión a internet.

2) Las madres y los padres de familia que recuperen o que retornen a su empleo, a partir de este lunes o poco después, dado el color naranja que prima en la mayoría de las entidades, tendrán que resolver quién se hará cargo de la organización y administración de la agenda escolar de sus vástagos (uno, dos e incluso tres, en algunos casos).

3) A partir del 24 de agosto, cómo y desde dónde se desplegará el trabajo de los docentes de preescolar, primaria, secundaria y media superior, para interaccionar con sus alumnos; cuando sus pupilos tendrán circunstancias y franjas horarias distintas desde sus propios sistemas familiares. A su vez, quienes siendo docentes, tendrán que utilizar computadora para atender sus faenas escolares. Entonces, habrá que administrar el limitado equipo de cómputo y el escaso espacio disponible en sus hogares.

Estas y otras circunstancias colocarán al sistema educativo frente a situaciones inéditas que tendremos que ir atendiendo, aprendiendo cómo sí y hasta dónde conseguiremos avanzar, así como los retos educativos que impone esta nueva realidad covideana.

Con esta última colaboración, quiero agradecer a Milenio Estado de México la generosa oportunidad que me brindaron desde aquel lunes 5 de diciembre de 2011, cuando publicaron mi primer texto en esta columna. Valoro su respeto por la libertad de expresión. Tuve el honor de ver impresas 466 columnas que escribí a lo largo de estos poco más de nueve años. Mi gratitud eterna por el campo asignado.

A quienes dedicaron tiempo a leer mis columnas, les atesoro en mi propio imaginario. Como en otros momentos sucedió con diversos lectores, espero volvamos a coincidir en la eternidad de un anhelado presente.

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