El océano alberga una cantidad aún no calculada de información valiosa. El ícono del estudio subacuático, el grandioso, célebre y apasionado Jacques Cousteau (1910-1997) inventó, en los años cuarenta una escafandra libre de cables, la cual permitió que los buzos tuvieran mayor independencia y agilidad en la profundidad del mar; las ganancias por la patente del artefacto permitieron al Capitán Cousteau, junto con el apoyo de entusiastas empresarios, adquirir y equipar el famoso Calypso.Décadas de trabajo dentro del Calypso se vieron materializados en los mejores documentales, lo cual le valió el respeto de la comunidad internacional, así como la autoridad para detener algunos proyectos egoístas de políticos de su época, como la intención de arrojar al mar, por parte de la Comunidad Europea de la Energía Atómica, contenedores con desechos radioactivos.Los retos como comunidad son enormes, sobre todo tratándose del cambio climático, sus consecuencias y efectos. El mar ha aumentado su nivel cada año, por el efecto de dilatación que genera el incremento en la temperatura media del planeta, las especies marinas, en especial los corales y el kril son las más vulnerables ante este catastrófico escenario, y si estas especies disminuyen, la cadena alimenticia se verá seriamente afectada.Mission 31 y Sea-Orbiter son dos proyectos de carácter global que actualmente se suman a la maravillosa tarea de la investigación de la vida marítima; el primero de ellos trata de completar 31 días enteros, viviendo en un pequeño laboratorio sumergido en el océano muy cerca de las costas de Florida, donde se pretende estudiar la acidificación de los océanos, la contaminación causada por los fertilizantes y los plásticos, así como la sobreexplotación indiscriminada de las especies marinas.Por otro lado, Sea-Orbiter es un proyecto impresionante, se trata de la construcción de un barco de última generación, como nunca se ha visto. La embarcación está proyectada para funcionar como una estación marina internacional, donde grupos de científicos tengan una plataforma para realizar sus investigaciones. Si todo sale bien el Sea Orbiter estará trabajando para el año que viene. El océano alberga una cantidad aún no calculada de información valiosa y tenemos que ir tras ella.
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