Existen aplicaciones y páginas de internet que realizan un cálculo estimado de la “huella de carbono” de cada persona o bien de un grupo familiar. Que alguien se tome la molestia de buscar cuántos gases de efecto invernadero (GEI) se desprenden al medio ambiente por consecuencia de sus hábitos de vida; tanto en el hogar, en la movilidad, en el consumo y en el manejo de sus residuos; es sin duda un gran paso, que no debe quedar sólo en el morbo de saber con cuánto estoy contribuyendo a destruir la capa de ozono, sino que debe de penetrar en un salto en la propia consciencia para poder tomar mejores decisiones a la hora de afrontar el día a día y contribuir con nuestras prácticas a la disminución y la posible desaceleración del calentamiento global, entre otras consecuencias nefastas que la humanidad hemos causado al planeta.El sueño del hombre de volar como un pájaro es muy remoto, en la actualidad tenemos esa posibilidad en la palma de la mano, existen aerolíneas de todos los colores y presupuestos, con aviones modernos, viejos y nuevos. El avión es el medio de transporte que más gases de efecto invernadero desprende, en comparación con el auto de gasolina, un aproximado de 2.5 veces más considerando las mismas distancias, con el auto y tren eléctrico casi cinco veces más y con la bicicleta infinitas veces más. La creciente demanda de este medio de transporte ha puesto alertas para afrontar un nuevo reto que es, eficientar y reducir la emisión de GEI en la aeronáutica.El biodiesel es una alternativa propuesta y actualmente en experimentación, desde 2008 en Europa se han realizado vuelos de prueba con este combustible, sin embargo aún es cuestionable, ya que algunos han señalado que para satisfacer la demanda de biodiesel se depredarían los campos de cultivo y causarían efectos aún peores en el calentamiento global.En México se ha optado por apoyar y concesionar aerolíneas con vuelos domésticos de bajo costo, que brindan la oportunidad al consumidor de acercarse a los destinos turísticos y de negocios del país; a la par que se ha generado un mercado que crece año con año. Ese dinamismo es gratificante, pero no al 100 por ciento. No tenemos trenes eléctricos de alta velocidad que sin duda suplantarían a la aeronáutica doméstica con mayor eficiencia y mayor eficacia. Tanto en costos, en dinamismo y en la mayoría de los casos en tiempo, y sobretodo y aunque eso casi nadie lo vea, en la emisión de gases de efecto invernadero.
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