El problema es que la mitad de mucho sigue siendo demasiado. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, destacó el lunes en un informe la reducción, a la mitad, de los delitos patrimoniales en lo que va de su administración.
Son delitos que, por acuerdo con la Federación, se enfrentan por parte de los estados y municipios, dijo. Y precisó, con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (ENSU), que en Jalisco el robo de vehículos ha bajado 52.19 por ciento; el robo a negocios, 53.07 por ciento; a personas, 45 por ciento, y a casas 52.6 por ciento.
A los ojos de la población del área metropolitana, sigue siendo demasiado. En la versión más reciente de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública del Inegi, 8 de cada 10 habitantes del municipio de Guadalajara consideran inseguro vivir ahí (83.2 por ciento, igual que hace un año).
Siete de cada diez habitantes de Tlaquepaque y 8 de cada diez de Tonalá se sienten sin seguridad. En Zapopan hubo una mejoría importante con respecto al segundo trimestre de este mismo año (y hay que ver qué se hizo) pero, aún así, la mitad de la población encuestada se siente hoy por hoy insegura. La mitad sigue siendo demasiado.
Son percepciones, es cierto. Cuesta saber cuáles son sus componentes precisos, pero eso no quiere decir que sean despreciables. Las percepciones no niegan los datos del Secretariado, solo dan pistas de cómo hay que interpretarlos. Y una pista es clara: la tarea no está hecha.
Ya en septiembre de 2018, según una encuesta de Jalisco Cómo Vamos, 52 por ciento de los habitantes del área metropolitana de Guadalajara opinaba que ninguna de sus zonas era segura y otro 24.7 afirmaba que solo pocas lo eran. Las percepciones no han cambiado desde entonces.
El gobernador hablaba así el lunes de delitos patrimoniales; los homicidios son otra cosa y no hay manera de ver ahí un descenso en las cifras. Pasaron de 2 mil 70, en el periodo de octubre de 2017 a septiembre 2018, a 2 mil 109 en los últimos doce meses. Alfaro acudió en su informe al contexto de violencia de la región y concluyó que 80 por ciento de los homicidios en Jalisco están relacionados con el crimen organizado.
¿Señalan las percepciones algún resorte a mover? En 2018, según Jalisco Cómo Vamos, la tercera parte de la población en el área metropolitana de Guadalajara pensaba que la inseguridad, y sobre todo la violencia, se debía a la corrupción de las autoridades.
Ahora, la ENSU mide también otros factores relacionados. En Zapopan, por ejemplo, la confianza en la policía municipal es mayor que en los otros municipios del área metropolitana (la mitad de la población confía) y poco más (53.7 por ciento) considera efectivo su desempeño. En el municipio de Guadalajara es menor: 44.2 por ciento considera eficaz a su policía municipal y 46.7 le tiene confianza. Y en el caso de Tonalá, 33.9 por ciento.
Aquí vale la pena, para acabar de ser odiosos, la comparación con el municipio que tiene la menor percepción de inseguridad en el país (14 por ciento), San Pedro Garza García, Nuevo León. Su confianza en la policía municipal llega a 85.4 por ciento… El mismo porcentaje de los habitantes de Guadalajara que aún espera resultados.
Luis Petersen Farah
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