Según la nueva Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, 64.5 por ciento de los mexicanos considera que vivir en su ciudad es inseguro. Hay de todo: en Fresnillo sube hasta 94.3 por ciento, en Ciudad Obregón llega a 92.5 y en Irapuato, a 91.7 por ciento.
Pero en San Pedro Garza García las cosas son distintas: solo 14.5 por ciento de sus habitantes se siente inseguro, y eso que la cifra se duplicó con respecto al trimestre anterior. Le siguen la alcaldía Benito Juárez, en CdMx (donde 21.8 por ciento se siente inseguro) y Los Cabos (22.2 por ciento).
No es que en Nuevo León todos los ciudadanos se sientan tan bien. No. En Monterrey, cabeza del área metropolitana y del estado, 64.1 por ciento dice sentirse inseguro. En Guadalupe, el segundo municipio más poblado, 49.6 por ciento. Y en Escobedo, más pequeño, la percepción de inseguridad llegó a 51 por ciento.
Para comparar: ciertamente Monterrey está mejor que Guadalajara (ahí 83.2 por ciento se declara inseguro), pero peor que el vecino y populoso municipio de Zapopan (49 por ciento).
¿Dónde está, pues, la llave de San Pedro? Es un municipio pequeño y con presupuesto, claro. Son factores de peso. Pero no bastan. Su población flotante es la de una de las áreas metropolitanas más pobladas del país. La gente pasa, trabaja, come, cena, compra en San Pedro.
Hay quien afirma que la percepción de inseguridad se duplicó ahí en un trimestre por la detención de diez policías municipales que habían participado en secuestros. Tal vez. Sin embargo, se duplicó de 7 a 14 por ciento, con solo siete puntos y, aún así, le lleva otros siete al segundo lugar en la encuesta. Hay que leerlo al revés, creo: ante hechos de tal magnitud, es asombroso que solo haya subido siete puntos. Pensaría en todo caso que la detención de los policías hace creíble el papel de la autoridad y de la corporación misma.
En San Pedro la gente no se siente tanto en peligro porque hace años que el gobierno municipal está comprometido con la seguridad: según la misma encuesta, 85.4 por ciento de los habitantes de San Pedro confía en su policía municipal.
Un municipio comprometido y exigido. Los habitantes, pocos (130 mil), escolarizados, acomodados y en un buen porcentaje ricos, no quitan el dedo del renglón y echan mano de las muchas herramientas a su disposición: empresas, medios, clubes, instituciones educativas, organizaciones, parentescos.
Y las historias tienen sus protagonistas. El panista Mauricio Fernández Garza ha sido el principal artífice de esta visión centrada en la seguridad local. Entre otras colecciones en su haber, ha sido presidente municipal tres veces e intentó serlo una cuarta. Las dos últimas fue ante todo un alcalde-policía, armado con lo necesario. Con la idea convocante de “blindar” San Pedro, desafió a la autoridad federal y creó (al menos la idea de) un “grupo rudo” que le permitía cierta comunicación con criminales para que por fin entendieran que “aquí, no”.
Con tales peculiaridades, se pensaría que la experiencia de este lugar no es repetible. Pero a pocos kilómetros al norte, en la misma zona metropolitana, está el municipio que figura en el quinto lugar de la misma encuesta, San Nicolás de los Garza. Su historia es otra.
Luis Petersen Farah
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