Un año después de que miles de mexicanos sufrieran por las graves inundaciones en Houston, Texas, miles de mexicanos avecindados en Carolina del Norte, y otros tantos de origen mexicano pero que nacieron allá, corren riesgo de sufrir una tragedia similar esta semana.
El riesgo tiene nombre: se llama Florence y es un poderoso huracán que se encamina por Atlántico directamente hacia Carolina del Norte y sus estados vecinos (Carolina del Sur, Georgia, Virginia y la capital de Estados Unidos, Washington DC).
Cifras del PEW Research Center, con datos de un censo de 2014, señalan que 890 mil hispanos vivían en Carolina del Norte, y que de esa cantidad 538 mil eran de origen mexicano (285 mil migrantes, y 254 mil nacidos allá).
Está claro entonces que la llegada del huracán, y sus posibles efectos devastadores (hasta ayer era categoría 4), afectará a miles y miles de mexicanos que tienen parientes en ese lado de la frontera, algo que, insisto, hace recordar lo ocurrido en Houston en agosto del año pasado.
La buena noticia, sin es que se puede considerar así, es que las autoridades diplomáticas mexicanas han puesto en marcha ya un sistema de trabajo para atender las necesidades de los mexicanos que estén en Carolina del Norte, ya sea por turismo, trabajo, o porque tengan allá su residencia. Los consulados en Raleigh, Carolina del Norte, en la capital del país, y de Nueva York, por citar sólo algunos, tienen líneas telefónicas de atención abiertas para estar al pendiente de nuestros connacionales y sus familiares.
Las zonas con más mexicanos en Carolina del Norte son Raleigh (capital del estado), y el condado de Mecklenburg). Allí, como en todo ese estado, se toman precauciones para amortiguar los efectos de Florence.
Espero que la providencia intervenga y ayude a todos los habitantes de la zona donde tocará el huracán. Que nuestros hermanos mexicanos y latinos en general en los estados que serán afectados, sufran lo menos posible. Y que la solidaridad de todos, en México y Estados Unidos, se haga presente para auxiliar a los necesitados. Que no se repita el drama de Houston, Texas, de 2017. Ojalá.
El banquillo
Se acaba el trienio de la actual presidencia municipal de Guadalajara, aunque los nombres de la actual administración de la capital del estado seguirán presentes en los espacios públicos, pues muchos de los emecistas tapatíos estarán dentro del equipo de trabajo del gobernador Enrique Alfaro. A quien podemos dar más que apuntado es al alcalde interino Enrique Ibarra Pedroza, a quien tirios y troyanos colocan como secretario general de Gobierno. Pero no será el único con oficina municipal que terminará en un despacho gubernamental. Listas hay muchas, y muchas de ellas con sentido. Ya sólo es cuestión de ver si se cumple lo previsto.
manuel.baeza@milenio.com