El Centralismo ataca de nuevo. Ese sistema de gobierno que siempre ha actuado fuerte en México no concibe la idea de que nuestro país se rige bajo un sistema federal. Desde la capital del país, y desde el edificio central del Zócalo, siempre se ha tenido la idea de que México debe ser gobernado por un solo hombre (o mujer). Lo mismo ocurría hace un par de siglos, y lo mismo ocurre ahora.
En Palacio Nacional quisieran toman las decisiones como si solo existiera un gobernante, y los mandatarios estatales fueran simples delegados del gobierno central. Para qué ser presidente de un país, se dicen, si se tiene que poner uno de acuerdo con 32 mandatarios estatales.
Por eso el interés de la 4T de hacerse de todos los gobiernos locales. Todos. Y como si fuera canción: cuando pierden, arrebatan. La estrategia legal para anular elecciones en Jalisco responde a ello. Un estado tan boyante como lo es el nuestro no puede quedar (según la lógica centralista) en manos de gobiernos que no están dispuestos a ceder todo ante el poder federal.
Para quienes quieren hacerse del poder desde la capital del país, Jalisco debería entregar a la administración central el sistema educativo, los hospitales y demás instituciones de salud, el control de las policías, y todo el dinero de los impuestos, entre muchas otras cosas. Ya ellos decidirán qué necesitamos los jaliscienses.
Si nos descuidamos, pronto en el Congreso de la Unión habrá quienes propongan que ya no existan los gobiernos estatales. Argumentarán que el bien supremo del pueblo necesita más bien de 32 departamentos de gobierno que actúen siguiendo las instrucciones federales. Y su premisa será simple: “Los gobernadores ganan mucho y hay corrupción en todos los estados. Es mejor que desde México se mande una lista de posibles virreyes, y la gente elija a uno mediante el voto popular”.
La cosa no está sencilla. Jalisco debe mantenerse unido y trabajando. Y no dejar pasar proyectos que no nos convengan.
El banquillo
Me voy de vacaciones un par de semanas. Recargo pilas y aprovecho para visitar a mi hija que vive en el Viejo Continente. Ya nos leeremos de regreso.