Dicen los psicólogos que para resolver un problema primero hay que reconocerlo. La escalada de violencia, que no cede y hunde en el miedo a varias regiones del país, donde el Estado ha perdido el monopolio del uso de la fuerza ante las organizaciones criminales, sigue siendo el reto de esta administración, donde las áreas de seguridad e inteligencia han sido exhibidas en colusión y/o omisión sobre la logística de la fastuosa boda ocurrida en Sinaloa de la hija de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, preso en los Estados Unidos.
La nota que incluía ¡foto! de los novios, es un abierto desafío al Estado mexicano que meses atrás liberó, ahí en Culiacán, a otro vástago del delincuente. Los rostros de los recién casados publicada en algunos medios nacionales y retomada por medios internacionales ocasionó más de una reacción de molestia en Washington hacia esa estrategia de abrazos que parece arropar, igual que en el pasado, al cártel de Sinaloa, objetivo principal de la administración de Donald Trump.
Y para sustentar más hechos que desdibujan la narrativa aérea distractora, el principal operador financiero de los retoños del capo se fugó junto con dos reos más del Reclusorio Sur de Ciudad de México —sumando con esto 13 fugas de penales capitalinos— sin problema alguno y sin renuncias importantes. La corrupción corroe el andamiaje institucional en la esfera de seguridad, donde no hay estrategia clara salvo, sin duda alguna, en el rol de la Guardia Nacional que destaca en labores migratorias.
El país vive auténticamente una guerra civil por el control del mercado de ilícitos, donde la asimetría de poder de los grupos delincuenciales y la población civil no parece motivar a las autoridades a replantear una fallida estrategia. La cifra roja aumenta por día en medio de la debacle del círculo presidencial que presenta fracturas y facturas que obstaculizan la ruta transformadora.
Hoy que se conmemora un aniversario más de nuestra Carta Magna y se cacarea la elaboración de una Constitución Moral, los hechos en las últimas semanas, exhibiendo el garrote legaloide del fiscal Alejandro Gertz Manero, contradicen los principios y las promesas con las que Andrés Manuel López Obrador convenció a 30 millones de mexicanos.
@GomezZalce