Greta

  • A puerta cerrada
  • Marcela Gómez Zalce

México /

“Quiero que entren en pánico”. La frase retumbó en los oídos de los presentes en el recinto de la localidad polaca de Katowice, donde se llevaba a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP24, el pasado 18 de diciembre. Ahí estaba la figura que se ha convertido en pocos meses en el icono de lucha para salvar el planeta. La voz que incomoda a los líderes mundiales. Greta Thunberg, adolescente de 16 años que al enterarse del calentamiento global que sufre el planeta decidió que había que hacer algo al respecto. 

Un 18 de agosto de 2018 decidió que cada viernes faltaría a la escuela para irse a parar enfrente del Parlamento Nacional en Estocolmo, Suecia, con un letrero con la frase “huelga escolar por el clima” y con esto obligar a su país a alinearse con los Acuerdos de París. La semana siguiente la acompañaron varios amigos y en escasos meses a través de las redes sociales su simple acto de conciencia se ha convertido en un poderoso movimiento global de jóvenes a quienes, en palabras de la joven activista, se les está robando su futuro.

Los procesos de fijación de la agenda climática involucran el uso del poder individual que ha logrado en escasos meses Thunberg —quien además está diagnosticada con el síndrome de Asperger, que precisamente dota a quienes lo padecen de una rigidez de pensamiento y una fuerte perseverancia— y que en este caso está poniendo en evidencia a toda la clase política mundial logrando no solo ser epicentro mediático sino construyendo una agenda climática basada en fustigar conciencias sobre la emergencia que vive el planeta.

Thunberg ha logrado en estas condiciones que el conocido paradigma de Lasswell, que pregunta quién dice qué, en qué canal, a quién y con qué efecto, aplique como detonador de una revolución de jóvenes construyendo una agenda, que tendrá consecuencias políticas, y que han salido a las calles de varias ciudades del mundo a manifestarse y recordarles a los gobiernos del mundo el gravísimo problema del cambio climático que, de seguir su curso, llevará a la humanidad en 2030 a cruzar el Rubicón.

Gracias, Greta. 

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