Sin importarles el caos político y social que le causan a más de 130 millones mexicanos, los legisladores de Morena cumplieron al pie de la letra los designios arbitrarios de su guía moral, el ex presidente López Obrador.
Y es que los “representantes populares” aprobaron la extinción de 6 de los 7 órganos autónomos que regulaban la vida política y económica del gobierno federal que en muchas ocasiones incumple con los ordenamientos jurídicos y legales por corrupción
Empero, admitieron una reserva para crear en sustitución de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) una autoridad en materia de libre competencia y concurrencia con facultades para prevenir, investigar y combatir los monopolios.
Así, el gobierno actual será juez y parte al investigar la procedencia de recursos económicos para financiar obras, o bien para omitir que se conozcan de manera pública o para dilucidar la transparencia en la utilización de recursos emanados del gobierno federal.
Lo lamentable de todo lo que hoy se aprueba en el pleno del Congreso de la Unión en fast track, es que no existe congruencia ni realidad en lo que toca a las discusiones de las propuestas que el ex presidente López Obrador envió, ya como capricho personal y colofón de su administración.
Para ser autorizadas, sin “quitarle una coma” a sus propuestas, como lo requería el tabasqueño cada vez que exigía a sus legisladores la aprobación en el pleno de todo lo que enviaba de manera cotidiana a sus incondicionales levantadedos.
Es lastimoso observar el grado de sometimiento extremo de los diputados y senadores de Morena, que hoy se distinguen por ser los legisladores más obedientes al régimen presidencial del que se tenga historia.
Y así seguirá el país en la deambulación de la política nacional, debido a que tanto diputados como senadores ya están acostumbrados a ser sometidos y ordenados como ocurría con los priistas, cuando el régimen absolutista era decidido por un solo hombre: el presidente de la República.
Preocupa, sí, hacia dónde va nuestro país, si los diputados federales seguirán reaccionando de esa forma tan controversial y sin límite, causándole daño real a la mayoría de los más de 130 millones de connacionales que poblamos esta amada República Mexicana.
Como reza el dicho popular y que hoy es una máxima para todos: no hay nadie que escupa al cielo y no le caiga en la cara.
Que Dios nos agarre confesados.