La reelección de Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ordenada por Andrés Manuel López Obrador a los legisladores de Morena, resultó una afrenta a Claudia Sheinbaum, presidenta de México.
Y aunque lo nieguen a pie juntillas, los senadores del partido guinda fueron humillados ante los ojos de todos, cuando se comprometieron a que sería un proceso limpio, sin arreglos abajo de la mesa y de forma transparente.
Después del sainete protagonizado en el pleno del Senado de la República por los legisladores de Morena y los de oposición, cargaron los dados en favor de la aspirante con mayores críticas y con un cuestionable historial que la convertía en la candidata con menos méritos para alcanzar la aprobación.
Tras el papelote que jugaron los senadores de Morena encabezados por el esbirro mayor de AMLO, su paisano Adán Augusto López, éste todavía se dio el gusto de amenazar a sus correligionarios del PRI, PAN y MC, manifestándoles “tenemos 87 votos para que gane de nueva cuenta Rosario Piedra”.
Empero, al término de la votación para reelegir a la referida Piedra, con mayor afrenta para Sheinbaum, los senadores de Morena comenzaron a corear al unísono: “es un honor estar con Obrador” para luego entonarle las tradicionales mañanitas por su cumpleaños.
Lo que sí quedó a la vista de propios y extraños, sin máscara ni protocolo, es que los representantes populares del partido en el poder no tienen dignidad, pero tampoco lealtad hacia la Jefa del Ejecutivo federal.
Con su pueril actitud, los legisladores de Morena se burlaron de Sheinbaum Pardo al ser impuesta la fracasada Piedra Ibarra, así como la manifestación durante su “elección” que se significó por ser una copia al carbón de los hechos que encabezaba el todavía influyente ex mandatario hace unas cinco semanas.
En apariencia, la presidenta de la República tomó con calma la iniciativa de Adán Augusto quien quedó por milésima vez como el lacayo favorito de López Obrador, que aún demuestra con la imposición lo que es y seguirá siendo: un narcisista empedernido que todavía llora y añora el poder máximo que gozó durante seis años.
Sobra decir que Sheinbaum no se quedará cruzada de brazos en espera que le llegue en breve otro obús de López Obrador. Tendrá que dar un golpe de timón ejemplar que estremezca hasta a los de casa y en donde quede rezagada la mano obradorista, a pesar de que le deba la presidencia de México.
La moneda está en el aire.
Notas de Trascendencia
Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en México, se dio valor para criticar la estrategia de seguridad que emprendió nuestro país en el sexenio de López Obrador, así como la falta de cooperación binacional para combatir el crimen organizado.
Señaló que en la última parte del gobierno obradorista, “la estrategia de abrazos no balazos, no funcionó”. Asimismo, bloqueó la cooperación en materia de seguridad, con lo que cerró la puerta a inversiones del extranjero.
Salazar expuso que, para infortunio de todos, y esta coordinación ha fracasado en el último año en gran medida, porque el ex presidente no quiso recibir apoyo de Estados Unidos.
Y se le hizo fácil al tabasqueño cerrarle la puerta a inversiones de más de 32 mil millones de dólares porque no quería que esa inversión viniera a México para ayudar a la seguridad del pueblo mexicano”, puntualizó el diplomático.