La reciente captura del Director de Investigación de Aduanas me remontó al libro Ensayo sobre la Ceguera, del premio Nobel José Saramago, no como una comparación literal sino como una analogía sobre el ejercicio del poder y la impunidad. Este servidor público dependía de su tío, el Director General de Aduanas, quien a su vez es hermano de Nico, quien fuera chofer de AMLO.
El Fiscal Gertz Manero, pese a las múltiples denuncias que ya se tenían desde meses antes sobre el citado funcionario, quien alardea en redes sociales la vida de lujo que lleva, no fue citado a comparecer a la Fiscalía, poniendo en duda la imagen que la presidenta Sheinbaum y García Harfuch pretenden enviar a EU en cuanto a combatir el tráfico de fentanilo.
Así como en la novela de Saramago, donde los personajes son invidentes y actúan como se los exige el sujeto que detenta el poder al ser vidente y aprovechándose de la discapacidad, transmitiéndoles miedo para que cumplan con las indicaciones que este les da, con AMLO en la actualidad, ya como líder moral y cacique, sus seguidores asumen las instrucciones que este les da.
En el libro, los ciegos obedecen al cacique a fin de no perder la protección y no ser castigados con severidad; en la realidad política del país, los seguidores de AMLO, como en el caso del ex Fiscal, optan por no ver actos de corrupción, bajo la premisa que el líder está por encima del interés institucional y les brinda un manto protector ante las irregularidades que se cometan.
El centro de esta analogía es que la ceguera, en ambos casos, se vuelve conveniente a fin de no cuestionar y confrontar al líder, no importando las evidencias de abusos y contradicciones, imponiéndose así la lealtad, que es la mejor divisa para lograr impunidad.
Sheinbaum ha actuado con habilidad política al defender durante la mañanera al funcionario de Aduanas, con lo que pretende evitar un rompimiento con AMLO. Sin embargo, ante la automática orden de aprehensión que giró la nueva Fiscal Ernestina Godoy, reactivando una carpeta de investigación que permanecía resguardada, se está enviando el mensaje de que la ley no se supedita a los designios de su antecesor.
Al parecer esta estrategia política de la Presidenta, más que esclarecer el tema corrupción, está enfocada a no tener rompimiento con el ala dura del obradorismo, y con Morena. De seguir administrando el no rompimiento con el anterior gobierno, se perdería la oportunidad para Sheinbaum de delinear su propio proyecto político.
Con la operación de la nueva Fiscal se logra percibir que se empieza a marcar un deslinde con su antecesor, y simultáneamente se envía un mensaje positivo al interior y exterior del país. El no deslindarse estratégicamente implica pérdida de liderazgo, limitando su operación y margen de maniobra ante el propio gabinete, el Congreso y Morena.
La moneda está en el aire: o se está ante un gobierno con una continuidad condicionada, con la finalidad de no romper con AMLO, o se deberán asumir los costos políticos de definir su propio proyecto político.