Ahora, ¿para dónde SÍ?

Ciudad de México /

El resultado de la consulta ciudadana del pasado 6 de diciembre marca, sin duda, un precedente para el futuro y el desarrollo urbano en la Ciudad de México.

El resultado, como decisión, deberá ser no para frenar el cambio urbano, sino para planear la obra pública y privada mediante la rectoría del Estado en materia de desarrollo urbano para el bien común.

Cambiar hacia delante debe estar en el horizonte, pues si el rechazo no presenta alternativa, ganando se pierde ante una ciudad que es un organismo vivo y se transforma, ya sea anárquicamente o mediante planeación.

Entre la crítica del presente y el ofrecimiento de opción futura, debe haber equilibrio. No se puede triunfar sobre el orden excluyente diciendo solo NO o resistiendo. La fuerza ciudadana ganadora tiene por ello la responsabilidad de construir una alternativa nueva de su espacio público, que si bien incluya la participación privada, ésta quede sujeta a la rectoría del Estado y el interés público como se dijo en la promoción del NO al Corredor Chapultepec.

Marca precedente para futuras consultas, algo inédito en la ciudad: ser un resultado vinculante. En adelante y para otros proyectos, como el uso del espacio de lo que es actualmente el Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, se deberá tomar en cuenta este precedente del 6 de diciembre para incluir intereses y construir consensos, votando conceptos y no solo un render acabado.

¿Qué le interesa al ciudadano? Que los proyectos estén enmarcados por el interés común, que manifiesten su objetivo no solo inmediato, sino de largo plazo. Qué financieramente sean sustentables y que las inversiones públicas y privadas construyan espacio público, integren, generen progreso y opciones para la inclusión social, aportando además al mejoramiento ambiental.

No puede ser que los poderes fácticos se queden con el monopolio del futuro. Conceptualmente, la fuerza de los que viven de la discrecionalidad se dicen representantes del cambio estructural y se justifican asignándole a la ciudadanía opositora la defensa del pasado y la inmovilidad. La respuesta, una vez ganado el NO, deberá ser construir la alternativa para Chapultepec y su entorno, pues como está ahora es un espacio deteriorado que sirvió para presentar como necesidad un proyecto sin consenso social, económico y técnico.

Por ello, toda la energía destinada a frenar una propuesta sin consenso, como demostró la consulta, tiene hoy la responsabilidad de construir la alternativa sustentable.


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@MarcoRascon

  • Marco Rascón
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