El cambio es correcto; ¿el rumbo?

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¿Ganó la izquierda en México? ¿A dónde apunta el Pacto del Azteca, que sustituye al Pacto por México?

Del “voto útil” de izquierdas por la derecha hacia Vicente Fox (2000), pasamos hoy al “voto útil” de la derecha por el lopezobradorismo (Pacto Azteca 2018), pasando por el Pacto por México (2012), que signó el gobierno de la restauración priista con la izquierda dividida.

En todas las alternancias hubo cambio presidencial, pero no de modelo económico y la gran diferencia es que ni Vicente Fox ni Felipe Calderón ni Enrique Peña tuvieron mayoría en el Congreso y hoy Andrés Manuel López Obrador sí la tendrá, y con ello se definirá quién ganó realmente y cuál será el contenido del Pacto Azteca y qué será el “cambio verdadero”.

En 18 años de alternancia derecha-restauración-lopezobradorismo hubo cambio presidencial, pero ninguno significó y significa hoy el cambio de modelo económico, a menos que se pruebe.

Por ello, la propuesta se basa solo en “la lucha contra la corrupción” y se buscará a los que convertirán en ofrenda simbólica para cumplirle al reclamo popular, sin modificar estructuralmente el rumbo económico impuesto desde hace 36 años y que ha servido para generar grandes fortunas internas, corrupción fiscal y en alianza con los intereses trasnacionales, sobre todo los norteamericanos.

En ese sentido, por sus alianzas y pactos con las fuerzas neoliberales y de derecha en México, con Donald Trump (cínicamente propone la contrainsurgente, antilatinoamericanista y proyanqui Alianza para el Progreso de Kennedy contra Cuba en 1961, Punta del Este) anunciado a los ojos de todo el mundo en el estadio Azteca, que no habrá cambios estructurales al modelo económico y que el lopezobradorismo solo significa un nuevo modelo de control social para que los mismos intereses económicos, políticos y culturales prevalezcan.

De tajo, al golpe de urna, miles de reclamos críticos en adelante serán gobiernistas y la gran fuerza del beneficio de la duda, en espera de que todo cambie estará esperando, como Penélope a que los cambios vengan de arriba hacia abajo.

La primera prueba será si revierte la reforma educativa (la energética, ya dijo que no); si se abren los archivos de la Seguridad Nacional para que sepamos quiénes causaron las matanzas de 1968 y 1971; la guerra sucia; la contrainsurgencia sindical y popular; el fraude de 1988 (el papel real de Bartlett); las componendas políticas del Fobaproa (estará Alfonso Romo); los asesinos de los 43 de Ayotzinapa; las relaciones con el narco; los grandes actos de corrupción desde Salinas a la fecha.

Si esto no se abre, significará que el Pacto del Azteca selló con el silencio la nueva unidad nacional.

Hoy el lopezobradorismo, como gobierno, tiene varios componentes: es echeverrismo, salinismo, zedillismo, foxismo, calderonismo, ultraderecha panista y religiosa, monopolios, corruptos de fama pública, sectarismo de izquierda, pragmatismo, oportunismo e ingenuidad.

México sí cambió. La mayoría de los mexicanos en las urnas lo decidieron correctamente. ¿Hacia dónde? No está claro y por eso se avecinan tiempos de incertidumbre, abyección, reclamo y voluntad para definirlo; para que no sea una salida autoritaria y peor de lo mismo.

www.marcorascon.org
@MarcoRascon

  • Marco Rascón
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