La IV República centralista

México /

En su idea de trascendencia histórica, el virtual presidente electo ha insistido en que su gobierno significa la instauración de la IV República (la primera, la de Morelos, en 1814; la segunda, la de Juárez, en 1857; la tercera, de 1917 y ahora la de Andrés Manuel López Obrador en 2018). ¿Qué significa esto?

Carlos Salinas de Gortari, siendo secretario de Programación y Presupuesto en el periodo 1982-1987, dio un golpe dentro del PRI, iniciando el ascenso “de los tecnócratas” sobre los políticos (se decía), quitándole al secretario de Gobernación el control y la relación de los estados y municipios, vía la entrega discrecional de las participaciones y recursos fiscales.

Vía el poder de entregar los recursos establecidos en el Pacto Federal a través de la Ley de Coordinación Fiscal y el derecho a las participaciones por diversos ingresos federales en los estados, Carlos Salinas la usó para ocupar la voluntad del presidente Miguel de la Madrid y convertirse en su sucesor. Fue una maniobra moderna, claramente centralista.

Luego, bajo otros intereses, Andrés Manuel López Obrador como presidente nacional del PRD (1996-1999) estableció como parte de su cultura priista la figura de los “delegados del CEN” en los estados, dando por finalizado el carácter federado del PRD y centralizando el manejo desde su presidencia y el Comité Ejecutivo Nacional, repartido ya a las corrientes que de ahí empezaron a imponer candidaturas sobre los locales y estableciendo la relación con los gobernadores vía estos delegados centrales.

Hoy existe una fusión entre la invención de Carlos Salinas en materia presupuestal con el instinto centralista de AMLO vía la nueva figura de “coordinadores federales en los estados”, para controlar de manera central y presidencial el gasto federal en los estados.

Suena bien, dirán los lopezobradoristas centralizados a las decisiones presidenciales y que todo les parece bien; sin embargo, esto más allá de las intenciones contra la corrupción de los gobiernos locales, significa que la IV República anunciada será de orden centralista, tutelar, de subordinación y restitución de los poderes del viejo presidencialismo autoritario y déspota. Morena da con su mayoría legislativa para reconstruir el viejo sistema corporativo o para democratizar, pero los signos no son alentadores.

Más allá de los fines gloriosos, la IV República empieza a tener rasgos de restauración y camina hacia una salida autoritaria a partir de la subordinación de la nueva presidencia a los poderes oligárquicos que se han beneficiado con el actual modelo económico a lo largo de 30 años y no piensan cambiarlo en esencia.

Un ejemplo en CdMx: el nombramiento de Cristina Cruz como “coordinadora federal” significa ya que, más allá del gabinete académico y científico que anuncia de nuevo “poca política y mucha administración”, el reto para el siguiente equipo gobernante será aguantar la presión del poder federal a través de Cristina Cruz-AMLO, que manejará recursos federales en la capital por encima de Claudia Sheinbaum para centralizar y descentralizar a la fuerza, dejando al gobierno local solo los conflictos.

Es decir, mediante esta figura centralista habrá, como en los otros 31 estados, una especie de gobierno paralelo en los estados para someter vía los egresos federales, como lo hiciera Carlos Salinas.

Con la IV República, los conservadores ya gritan: ¡Victoria ¡

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@MarcoRascon

  • Marco Rascón
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